Santiago Carrillo, el último genocida vivo, ha entregado su alma.
Este criminal de 97 años debió responder por las atrocidades que realizó siendo joven en el Madrid rojo... entre ellas la matanza de Paracuellos del Jarama.
Y digo entre ellas porque este chekista se apuntó muchos tantos en aquellos años.
Yo lo conocí cuando – entrada la democracia – se benefició de esa voluntad que tuvimos todos los españoles de bien por olvidar. (“Paz, piedad, perdón”, que diría Azaña)... y que nunca formó parte de la “hoja de ruta” de estos criminales históricos.
Desde entonces hemos tenido que soportar que aireasen a esta momia estalinista (que nunca renunció a su condición de estalinista) como modelo de virtudes democráticas, dándole en la vida política de la transición un puesto que nunca mereció.
Ahora, cuando va camino de ser pasto de gusanos, se cierra un episodio macabro y miserable de la historia española.
Te llegó tu San Martín.
Sólo lamento que hayas muerto en la cama.
Una oportunidad que no diste a los inocentes que asesinaste.