Siempre he considerado que un futbolista es un señor que posee una especial habilidad para jugar al futbol… esta habilidad le faculta para hacer pases, repartir juego, marcar goles o pararlos (si juega de portero); pero esta habilidad, sin embargo, no le dota de una especial capacidad intelectual, ni le convierte en un erudito, ni hace de él un filósofo o un políglota… simplemente le permite hacer con un balón en los pies cosas que usted y yo no podemos ni tan siquiera plantearnos.
Lo normal es que un futbolista entienda de futbol, y que cuando emita su opinión acerca de temas relacionados con el citado deporte, no diga tonterías. Cosa diferente sucede cuando opinan de otros temas… en ese caso su capacidad de tirar a puerta con sorprendente precisión, no les salva de rebuznar como cualquier otro hijo de vecino.
España, que es ese país donde (Santiago Amón dixit) no cabe un tonto más, los jugadores de futbol, aupados sobre la creencia de que ganar cantidades obscenas de dinero los hace especiales, hacen – de cuando en cuando – declaraciones que molestan a la afición.
Y cuando la afición responde con pitos, no lo entienden.
Piqué ha manifestado en no pocas ocasiones su adhesión al separatismo catalán y su desprecio por lo español... y como todos los tontos tienen boca y una incapacidad manifiesta de mantenerla cerrada, el marido de Shakira ha molestado con sus declaraciones a un importante numero de aficionados.
Sucede además que en este esperpéntico país que una vez fue una Nación como Dios manda, el único patriotismo tolerado es el que emana de los acontecimientos deportivos… único entorno donde uno puede manifestar españolidad sin que lo tilden de fascista, casposo, ultra u otras lindezas.
De modo que el españolito medio, al escuchar los rebuznos separatistas de Piqué, se pregunta por qué juega en la selección nacional de futbol de España un señor que declara esas cosas … y el poco patriotismo que le tienen permitido manifestar, le sale en forma de pitada.
De modo que el españolito medio, al escuchar los rebuznos separatistas de Piqué, se pregunta por qué juega en la selección nacional de futbol de España un señor que declara esas cosas … y el poco patriotismo que le tienen permitido manifestar, le sale en forma de pitada.
Hasta aquí los hechos.
Inmediatamente, los predicadores de la corrección política, esos señores que deciden lo que podemos hacer, decir y pensar ante cada situación, han decidido que pitar a Piqué está mal… y se han lanzado a una campaña ridícula de afeamiento general de actitud para evitarle los pitos al separatista.
Y yo estaría de acuerdo con ellos si no fuese porque esta partida de becerros fueron los mismos que decidieron que pitar al himno de España y al Rey de España en la final de la Copa del Rey, era un acto de libertad de expresión.
De modo que si el Rey – símbolo vivo de España – puede recibir pitos, no veo porque Piqué – símbolo vivo de la estulticia separatista catalana – no debe recibirlos.
Iniesta, por ejemplo, que también juega en el Barça, no recibe pitadas. ¿Nadie se ha preguntado porqué?
Dirán ustedes que estoy politizando el deporte... pero es que empezaron ellos.