Sin careta, el movimiento “15-M” es celuloide rancio.
Yo los he visto antes.
Eran los que tiraban huevos a los políticos del PP parapetados tras las pancartas del “No a la guerra”, los que berreaban aquello del “nunca mais” cuando el “prestige” se partió en dos… los “apolíticos” de Izquierda Hundida y del PSOE, acompañados de algún que otro despistado que – a estas alturas – ya tiene que tener muy claro que “democracia real” es el regalito envenenado que Rubalcaba deja al PP.
Por eso, y no por otra cosa, el ministro del interior prevarica haciendo dejación de sus funciones.
Les da alas, les deja hacer… como a los niños mimados les consiente todo para que cuando alguien les niegue los caprichos monten la pataleta.
Ayer se la liaron a Gallardón (que curioso, sólo le montan los escándalos a los políticos del PP o de CiU) acosándolo por la calle.
Bien sabe el que me conoce que Gallardón despierta en mí la misma simpatía que los juanetes, pero una cosa es la velocidad y otra el tocino, y no se si recuerdan ustedes que por mucho menos de lo sucedido, una inexistente agresión a Pepito Bono, produjo un par de detenciones ilegales... una historia vergonzosa que terminó, como no podía ser de otra manera, en absolución, pues una agresión que se produjo en medio de una manifestación multitudinaria, mire usted que cosas, carecía de testigos que la avalasen. De hecho, los guardaespaldas del coleccionista de áticos tuvieron que cambiar su declaración (presionados por la necesidad de mantener sus sueldos), ya que al principio no pudieron corroborar las afirmaciones del católico abortista.
Pero a estos energúmenos no los detiene nadie.
Y – convendrán conmigo – que en algún punto de este desvarío habrá que poner orden (usando el único lenguaje que entiende esta chusma berreona).
Durante estos años de oscuridad que hemos vivido tras el 11-M me he estado preguntado donde estaban los indignados.
Ahora ya lo se.
Estaban esperando a que el PP ganase otras elecciones.