Hace unos años, cuando mis hijos eran muy pequeños, se puso de moda un juego denominado “¿Dónde está Wally?”.
El juego, mas antiguo que la tos por otra parte, consistía en encontrar, a fuerza de observación, a un personaje concreto en medio de una muchedumbre.
Así, uno compraba un libro ilustrado a tal efecto y sus hijos echaban unas cuantas horas tratando de localizar en cada uno de los abigarrados dibujos, al flacucho con gafas y gorro a rayas.
Yo, en vista del cariz que están tomando las cosas, me atrevo a proponer un nuevo juego: ¿Dónde está ZP?
Porque la sensación de que el barco va a la deriva se debe en buena parte a la ausencia del capitán.
Y eso no es lo peor.
Como a los niños traviesos, cuando no se les oye, se les teme… ¿qué estará haciendo? – se pregunta la madre – cuando reina un silencio poco familiar.
A mi me pasa lo mismo.
¿Qué estarán haciendo ZP y su silente gobierno?
Hace unas cuantas divagaciones me reafirmaba en el convencimiento de que mientras los cubiertos de plata continuasen en la cómoda, estos chorizos no abandonarían la casa… ¿estarán rebuscando en los cajones?
Y si no gobiernan… ¿a qué se dedican?
Es urgente que abandonen el poder.
Porque un gobierno noqueado, con un ministro del interior que no cumple (ni hace cumplir) la ley, que es el hazmesufrir de Europa por su incompetencia a la hora de gestionar la economía, y que como baza electoral está eligiendo el rancio y agusanado programa de Cohn-Bendit , no merece seguir gobernando.
Y cada día que pasa, más urgente.
Porque como no coja el timón alguien sensato, vamos a embarrancar.