Mi blog es mi casa.
En él pongo mis opiniones, mis pensamientos... tiene algo de desahogo y algo de reflexión.
Como no podía ser de otra manera, expreso en sus entradas – simple y llanamente - lo que me apetece.
Y lo hago porque es mio.
Yo lo he creado y lo administro... en mi blog ejerzo un derecho: el de expresarme.
Estoy convencido de que hay mucha gente que no comparte mi criterio. Si lo que pongo en esta bitácora gustase a todo el mundo, tendría que replantearme seriamente el seguir manteniendola.
No escribo para satisfacer a nadie que no sea a mi mismo.
Partiendo de esa premisa, si el amable lector disfruta con lo que digo en mi blog, me alegro... si le disgusta, creanme que mentiría si dijese que lo siento.
El amable lector, a un “clic” de ratón, tiene la opción de dejar de leerme... y como Internet es infinito, siempre puede optar por irse a otro blog cuyo contenido le moleste menos.
Aclaro esto porque hoy, con gran sorpresa, he contemplado atónito como un semoviente se molestaba en increpar a mi buen amigo “El Asno de Rotterdam” en su blog “El Alimoche”, con un comentario cargado de reproches.
El individuo en cuestión, que firmaba como “Anónimo”, echaba en cara al autor del blog que citase lo publicado en un periódico barcelonés en los años sesenta... además, decía algunas sandeces, emitía algunos juicios temerarios, y terminaba con un sonoro y muy intelectual: “¿Quién coño te crees que eres?”
Este lamelibranquio pertenece a esa legión de “trolls” desocupados que se sienten en la necesidad de decirnos como tenemos que pensar y lo que debemos decir.
Cualquier opinión que se enfrente a su rígido y – generalmente – poco formado intelecto, les saca de sus casillas.
Son los que acusan de “revisionismo” a los que replantéan con datos las “verdades admitidas”... y creen a pie juntillas cualquier memez que – sin fundamento histórico, científico o culinario – salga de la boca de “los suyos”.
Y yo – que los he sufrido desde pequeñito – estoy harto de ellos.
Dice este animalito – por ejemplo - que en 1963, en España, el “Regimen” mataba a gente todos los días “menos los domingos que iban a misa”... y se queda tan pancho.
Llegados a este punto he de aclarar que por aquel entonces yo ya respiraba y puedo afirmar que lo expresado por este intelectual es, rotundamente, mentira.
Donde si que se mataba gente a diario era en los jémeres de sus correligionarios, pero no en el 63, en el 75 (muerto Franco), en la repúbica de kampuchea... quizá merecería la pena explicarle al indignado molusco, que en pleno siglo XXI, año 2.003, el “Comandante” mandó fusilar a unos balseros cuyo delito era escapar – mire usted que cosas – del paraiso marxista de los amigos de Marcos Ana... que lo de Paracuellos del Jarama es verdad y que entre Stalin y Mao acabaron con cerca de cien millones de seres humanos... por aquello de los reproches, digo.
O quizá no merece la pena perder el tiempo.
En cualquier caso, si vienen a mi casa a poner los pies sobre mi mesa de comedor, no esperen que les trate con cortesía...
Y no me digan como tengo que pensar... ya soy mayorcito.
En él pongo mis opiniones, mis pensamientos... tiene algo de desahogo y algo de reflexión.
Como no podía ser de otra manera, expreso en sus entradas – simple y llanamente - lo que me apetece.
Y lo hago porque es mio.
Yo lo he creado y lo administro... en mi blog ejerzo un derecho: el de expresarme.
Estoy convencido de que hay mucha gente que no comparte mi criterio. Si lo que pongo en esta bitácora gustase a todo el mundo, tendría que replantearme seriamente el seguir manteniendola.
No escribo para satisfacer a nadie que no sea a mi mismo.
Partiendo de esa premisa, si el amable lector disfruta con lo que digo en mi blog, me alegro... si le disgusta, creanme que mentiría si dijese que lo siento.
El amable lector, a un “clic” de ratón, tiene la opción de dejar de leerme... y como Internet es infinito, siempre puede optar por irse a otro blog cuyo contenido le moleste menos.
Aclaro esto porque hoy, con gran sorpresa, he contemplado atónito como un semoviente se molestaba en increpar a mi buen amigo “El Asno de Rotterdam” en su blog “El Alimoche”, con un comentario cargado de reproches.
El individuo en cuestión, que firmaba como “Anónimo”, echaba en cara al autor del blog que citase lo publicado en un periódico barcelonés en los años sesenta... además, decía algunas sandeces, emitía algunos juicios temerarios, y terminaba con un sonoro y muy intelectual: “¿Quién coño te crees que eres?”
Este lamelibranquio pertenece a esa legión de “trolls” desocupados que se sienten en la necesidad de decirnos como tenemos que pensar y lo que debemos decir.
Cualquier opinión que se enfrente a su rígido y – generalmente – poco formado intelecto, les saca de sus casillas.
Son los que acusan de “revisionismo” a los que replantéan con datos las “verdades admitidas”... y creen a pie juntillas cualquier memez que – sin fundamento histórico, científico o culinario – salga de la boca de “los suyos”.
Y yo – que los he sufrido desde pequeñito – estoy harto de ellos.
Dice este animalito – por ejemplo - que en 1963, en España, el “Regimen” mataba a gente todos los días “menos los domingos que iban a misa”... y se queda tan pancho.
Llegados a este punto he de aclarar que por aquel entonces yo ya respiraba y puedo afirmar que lo expresado por este intelectual es, rotundamente, mentira.
Donde si que se mataba gente a diario era en los jémeres de sus correligionarios, pero no en el 63, en el 75 (muerto Franco), en la repúbica de kampuchea... quizá merecería la pena explicarle al indignado molusco, que en pleno siglo XXI, año 2.003, el “Comandante” mandó fusilar a unos balseros cuyo delito era escapar – mire usted que cosas – del paraiso marxista de los amigos de Marcos Ana... que lo de Paracuellos del Jarama es verdad y que entre Stalin y Mao acabaron con cerca de cien millones de seres humanos... por aquello de los reproches, digo.
O quizá no merece la pena perder el tiempo.
En cualquier caso, si vienen a mi casa a poner los pies sobre mi mesa de comedor, no esperen que les trate con cortesía...
Y no me digan como tengo que pensar... ya soy mayorcito.