jueves, 14 de febrero de 2019

La que se avecina

Esta semana hemos podido disfrutar de dos buenas noticias: la primera de ellas es que - por fin - los responsables (no todos) del golpe de estado catalán están delante de jueces y fiscales para dar cuenta de sus actos, la segunda es que al doctor "corta-pega" le han tumbado los presupuestos.
Que al final la justicia actuaría estaba claro... pero lo de los presupuestos no.
Yo, como el siempre flexible señor Borrell, pensaba que al final los secesionistas darían apoyo a Sánchez por aquello del mal menor.
Como buenos españoles que son aunque les pese, el cainismo genético ha prevalecido en la casta separatista... tumbar a un presidente de "Espanya" tras haberlo humillado durante meses, era algo demasiado tentador como para dejarlo escapar.
Ahora, se encara un nuevo escenario que no está exento de incertidumbre.
Siempre que analizo algo tengo la preocupación de que mis deseos se antepongan a la realidad.
Mis deseos pasan por que el PSOE siga los pasos de la UCD, que los separatistas se den cuenta de hasta que punto les han estado tomando el pelo estos sinvergüenzas que están delante del juez y que Podemos vuelva a ser la miríada de grupitos de inadaptados irrelevantes que eran... pero eso no va a suceder.
Si hay elecciones, sospecho que el empate técnico va a volver a darse.
Y digo esto basándome en lo siguiente:
1) El votante de izquierdas es siempre un votante de izquierdas. A lo largo de los años he podido constatar que la capacidad punitiva de un votante de izquierdas hacia los políticos de su propio signo pasa, a lo sumo, por irse a la playa el día de las elecciones. Jamás cambia el voto.
2) En España hay mucho votante de izquierdas. Y ahora, con la irrupción de Vox en el panorama político, tienen un peligro que conjurar... han hallado una causa que les impulse a votar. El "voto util" de la izquierda ha vuelto al redil, y va a hacerlo en tropel.
3) Vox va a quitarle al PP una importante porción de voto... es cierto que Vox moviliza un voto de desencanto que - probablemente - el PP ya había perdido. También pone en marcha a gente que había dejado de votar, pero está claro que al PP el "voto util" - que tantas alegrías proporcionó a Mariano en los últimos comicios - se le ha ido a Vox.
4) Entre dos aguas, los naranjitos, a día de hoy, son un enigma encerrado en un misterio y envuelto en una adivinanza... nadie en su sano juicio es capaz de levantar una apuesta acerca de lo que Albert y sus muchachos (que van a sacar también su porción de pastel) van a hacer el día D+1.
Personalmente creo que se han equivocado al tratar de captar voto de izquierdas... la izquierda contempla a los de Cs como la antesala de la derecha, nadie a quien votar. De modo que se arriesgan a perder el voto "equidistante" (los que permanecen en ese limbo donde no hay banderas) en aras de una exigua cosecha a su izquierda.
5) La experiencia de gobierno en los ayuntamientos que el PSOE cedió a la miserable podemía, ha generado en sus gobernados un rechazo firme hacia la implantación de la ideología en las cuestiones locales. Dicho de otro modo, cabe esperar una perdida de apoyo a la ultraizquierda por parte de los que - engañados por los cantos de sirena - les entregaron el voto.
Visto así, el PP bajará, Podemos bajará, PSOE bajará (no se si mucho o poco) y subirán Vox y Ciudadanos (creo que Vox subirá mucho y ciudadanos menos de lo que esperan)... pero el empate de fuerzas, a mi juicio, se mantendrá.
A la hora de las coaliciones, la unión de los partidos "constitucionalistas" (haciendo el esfuerzo de considerar al PSOE uno de ellos) derivarán hacia una coalición PP - Cs o una coalición Cs - PSOE (dado que, si pueden, Vox va a ser satanizada primero y sanitizada después)... y estas uniones temporales va a dar unos números muy justitos o insuficientes.
Dependeremos enteramente del enigma que está oculto en el misterio.
Si los nuevos socialdemócratas de Macrón le pierden el asco a hablar con Vox quizá haya una esperanza... pero me da que no va a ser así.
Eso o que la aritmética se imponga... porque está claro que fuera del pesebre se pasa mucho frío.