No es la primera vez que me pongo frente al papel en blanco para hablar del centro.
El "centro", entendido como lugar alejado de aspavientos, como zona de equidad, es sin duda un lugar deseable... lo que pasa es que en España eso no existe.
El "centro" es, en España, la zona de confort de los equidistantes.
Ser "de centro" proporciona la confortable (aunque falsa) sensación de pertenecer a un selecto grupo de "moderados"... definirse "de centro" impide ser acusado de fascismo, machismo, integrismo religioso o cualquier otra cosa que te amargue el desayuno.
Los de "centro" pueden estar de acuerdo contigo un día si y otro no... porque ese lugar político al que aspiran la mayor parte de los partidos en España, no es otra cosa que la nada ideológica, la equidistancia geométrica, el relativismo coyuntural...
En España, el "centro" es ese lugar donde no se defienden las banderas, donde se juega con la cal y la arena, donde se mira con recelo al que está dispuesto a defender con vehemencia lo que considera de justicia.
Para uno de "centro", lo mismo es Vox que Podemos, Ortega Lara que Otegui, el Papa Francisco que el Ayatolá Alí Khamenei, la enseña nacional que la estelada... no hay Patria sino Constitución o "democracia" y todo, absolutamente todo, es negociable.
Del deseo de pertenecer a este selecto grupo de hombres sin ideas, se ha estado nutriendo durante décadas la izquierda.
El método utilizado ha sido tan simple como eficaz: el sambenito.
Cada vez que un "centrista" se oponía (aunque fuese en lo menor) a las imposiciones de la izquierda, era acusado de "derechona", de "facha", de "homofobia", de "intransigencia"... y el equidistante, inmediatamente, rectificaba, porque llevar el sambenito de los "fachas", era un lujo que no se podía permitir.
El centrista siempre ha querido contentar a todos, pero, en España, sobre todo, a la izquierda.
Sustituir la defensa de la Patria por la defensa de la "Constitución" o de la "democracia" ha sido una de las cesiones ideológicas mas abyectas que nuestro "centro" ha asumido.
Se puede ofender a la Patria pero no "a la democracia" o "a la Constitución"... para los equidistantes, es libertad de expresión quemar la bandera de España o el retrato del Rey, pitar al himno nacional, cometer cualquier indignidad contra los símbolos que representan nuestra común Patria, pero no se puede decir que esta Constitución es una castaña y que hay que cambiarla... lo atemporal es sustituido por lo inmediato, como si la Patria no hubiese sobrevivido a monarquías, repúblicas, constituciones o dictaduras.
A día de hoy, cuando existe un empeño claro y manifiesto, por romper la unidad de España, nuestros políticos se atrincheran en la defensa de la Constitución como único medio de conjurar un mal que (en cierto modo) ha traído esa misma Constitución.
Y no esta mal que se defienda la ley... yo soy el primero que desea ese bien, pues - como dijo acertadamente el Jefe del Estado - no hay libertad sin ley.
Porque la ley, no lo olvidemos nunca, es el medio por el cual se salvaguardan los bienes superiores. Es la herramienta que permite que los dinamiteros sean expulsados de la convivencia, es - de hecho - lo único que nos salva del caos.
Sin embargo, en manos de los equidistantes, la ley se aplica de forma laxa, con miedo, sin empuje... no vaya a ser que nos cuelguen el sambenito.
Lo acaecido en Cataluña en los últimos años es una muestra de como la cesión de principios por parte de nuestros equidistantes políticos ha llevado a una situación que - debiendo haberla resuelto el poder ejecutivo - ha terminado en manos del poder judicial.
El Estado, en defensa de sus leyes, está obligado a ejercer la violencia... quien no está en absoluto autorizado a ello es la chusma que, a día de hoy, son los únicos que la ejercen.
Por esa falta de convencimiento en la aplicación de la ley, por esa falta de soporte ideológico, por esa desidia a la hora de defender los valores tradicionales frente a los sistemáticos ataques de la izquierda y los nacionalistas, por esa patología de asociar con "el franquismo" el patrimonio espiritual de todos los españoles, es por lo que nos encontramos ahora así.
No soy "de centro", no soy indiferente al nacionalismo, no veo desde la equidistancia a quien quiere mantener mi Patria unida y a quien quiere destruirla... no son lo mismo Ortega Laga que Otegui, quien ofende a España me ofende y quien renuncia a defenderla, que quieren que les diga, es mi enemigo.
Y eso no tiene nada que ver con la moderación... tiene que ver con la ley, con la justicia y con todas esas cosas que deberían sobrevivirnos si fuésemos un pueblo digno de tal nombre.
viernes, 22 de febrero de 2019
martes, 19 de febrero de 2019
Es una simple cuestión de confianza
No sé donde leí que un pesimista es un optimista con experiencia.
A lo largo de estos últimos cuarenta años, el pueblo español ha ido poco a poco perdiendo la inocencia que permitió - en los noventa - que nuestros políticos impulsasen con entusiasmo la cultura del pelotazo, que Andalucía y Cataluña se convirtiesen en el pozo de corrupción que son hoy, que muchos de nuestros "padres de la patria" se enriqueciesen para tres generaciones... que la política, en definitiva, se convirtiese en el caldo de cultivo ideal para el crecimiento de los aventureros.
Como prueba de la eficacia de las teorías del evolucionismo, en la cúspide de la pirámide política española, encontramos a elementos como el marido de Begoña que, desde que se hizo con el poder retorciéndole el brazo a la Democracia, ha puesto a su servicio personal la totalidad de los recursos del Estado.
Al guapito de cara, no se le ve el menor atisbo de vergüenza, honradez, ética o deseo de servir a España... y como la crónica de una muerte anunciada ya se ha escrito, en las próximas semanas vamos a contemplar atónitos el saqueo sistemático de las arcas del estado, la colocación masiva de títeres y familiares en puestos de la Administración, el uso abusivo de los medios de comunicación, la emisión de normas torticeras y ese largo etcétera de cosas que, un hombre decente con un gobierno decente - habiendo convocado elecciones - se abstendría de hacer.
Pero nuestros políticos no son así.
No me malinterpreten, no estoy generalizando... los hay - seguro - que son dechados de bonhomía, que sienten la política como servicio, con vocación de entrega... pero se ven poquito, porque - como dice el refrán - uno obtiene lo que paga.
Y España, al contrario que Roma, lleva muchos años pagando a traidores.
Rehén de sus miserias, nuestra clase política vive inmersa el chantaje permanente... y como la ausencia de moral es el denominador común de nuestra sociedad, y nuestros políticos salen de esa misma sociedad, "la casta" no puede huir de sus acciones.
Mienten, espían, se tapan las vergüenzas ocultando corrupciones más o menos compartidas, y, de vez en cuando, se amenazan unos a otros con "tirar de la manta" (3% arriba, 3% abajo)...
Si la mujer del Cesar no solo fuese buena sino que -además - lo pareciese, no habría ni garzones ni villarejos enredándolo todo... y las cloacas servirían para evacuar los detritus, no para reciclarlos.
Porque, coincidirán conmigo, sólo se descubre el delito cuando el delito existe.
Así que nuestros políticos, lo que tienen que entender de una vez es que los españoles hace ya tiempo que ponemos en solfa discursos y promesas... quizá porque la experiencia nos dicta que el cumplimiento de las promesas electorales tiene (da igual el color) un nivel de prioridad muy bajo en la acción política y, lo que de verdad anhelamos los españoles, es ponernos en manos de gente honesta y - si puede ser - inteligente.
Y no podemos alejarnos de la realidad... en España un partido político puede hacer lo que le dejan.
Para "cambiar las cosas" hay que tener mayorías suficientes, porque al final todo se reduce a la aritmética de las lucecitas verdes y las lucecitas rojas.
Y aquí tenemos otro problema... porque como las hormigas, nuestros diputados se someten a la conciencia colectiva. No hay luces discrepantes. El que se mueve, no sale en la foto.
Bajo la "disciplina de voto" se esconde la realidad de que sobran el 90% de los diputados. Bastaría con uno por formación y la aplicación de un coeficiente... y para ese viaje no hacen falta alforjas.
Además, para esconder la incapacidad de gestión, mas acusada en los gobiernos de izquierdas que en los de derechas, se recurre continuamente al "panem et circenses" que - en tiempos de crisis - se queda sólo en "circenses".
No se puede consensuar el movimiento de los astros (o la existencia de Dios), ni alterar la historia a mano alzada, ni deshacer España sin contar con los españoles... pero como no saben hacer su trabajo, como no tienen clara su misión, se dedican a cambiarle las tulipas a los semáforos y los nombres a las calles (y lo llaman "política", o peor aún "justicia"). Circo en estado puro, pero con exceso de malabaristas.
No es que no sepan pactar, es que no tienen claro lo que se puede pactar y lo que no.
Así que - al final - no es un problema de que mande uno u otro, no es un tema de impuestos, no es un tema de cultura, no es un tema de orden público... es un tema de confianza.
¿De quién se fía usted?, ¿A quién va dar la patente de corso?, ¿Tenemos claro - al menos - lo que no queremos?...
No cabe mas voto que el de conciencia.
De la suya, porque de la de los demás no podemos fiarnos.
jueves, 14 de febrero de 2019
La que se avecina
Esta semana hemos podido disfrutar de dos buenas noticias: la primera de ellas es que - por fin - los responsables (no todos) del golpe de estado catalán están delante de jueces y fiscales para dar cuenta de sus actos, la segunda es que al doctor "corta-pega" le han tumbado los presupuestos.
Que al final la justicia actuaría estaba claro... pero lo de los presupuestos no.
Yo, como el siempre flexible señor Borrell, pensaba que al final los secesionistas darían apoyo a Sánchez por aquello del mal menor.
Como buenos españoles que son aunque les pese, el cainismo genético ha prevalecido en la casta separatista... tumbar a un presidente de "Espanya" tras haberlo humillado durante meses, era algo demasiado tentador como para dejarlo escapar.
Ahora, se encara un nuevo escenario que no está exento de incertidumbre.
Siempre que analizo algo tengo la preocupación de que mis deseos se antepongan a la realidad.
Mis deseos pasan por que el PSOE siga los pasos de la UCD, que los separatistas se den cuenta de hasta que punto les han estado tomando el pelo estos sinvergüenzas que están delante del juez y que Podemos vuelva a ser la miríada de grupitos de inadaptados irrelevantes que eran... pero eso no va a suceder.
Si hay elecciones, sospecho que el empate técnico va a volver a darse.
Y digo esto basándome en lo siguiente:
1) El votante de izquierdas es siempre un votante de izquierdas. A lo largo de los años he podido constatar que la capacidad punitiva de un votante de izquierdas hacia los políticos de su propio signo pasa, a lo sumo, por irse a la playa el día de las elecciones. Jamás cambia el voto.
2) En España hay mucho votante de izquierdas. Y ahora, con la irrupción de Vox en el panorama político, tienen un peligro que conjurar... han hallado una causa que les impulse a votar. El "voto util" de la izquierda ha vuelto al redil, y va a hacerlo en tropel.
3) Vox va a quitarle al PP una importante porción de voto... es cierto que Vox moviliza un voto de desencanto que - probablemente - el PP ya había perdido. También pone en marcha a gente que había dejado de votar, pero está claro que al PP el "voto util" - que tantas alegrías proporcionó a Mariano en los últimos comicios - se le ha ido a Vox.
4) Entre dos aguas, los naranjitos, a día de hoy, son un enigma encerrado en un misterio y envuelto en una adivinanza... nadie en su sano juicio es capaz de levantar una apuesta acerca de lo que Albert y sus muchachos (que van a sacar también su porción de pastel) van a hacer el día D+1.
Personalmente creo que se han equivocado al tratar de captar voto de izquierdas... la izquierda contempla a los de Cs como la antesala de la derecha, nadie a quien votar. De modo que se arriesgan a perder el voto "equidistante" (los que permanecen en ese limbo donde no hay banderas) en aras de una exigua cosecha a su izquierda.
5) La experiencia de gobierno en los ayuntamientos que el PSOE cedió a la miserable podemía, ha generado en sus gobernados un rechazo firme hacia la implantación de la ideología en las cuestiones locales. Dicho de otro modo, cabe esperar una perdida de apoyo a la ultraizquierda por parte de los que - engañados por los cantos de sirena - les entregaron el voto.
Visto así, el PP bajará, Podemos bajará, PSOE bajará (no se si mucho o poco) y subirán Vox y Ciudadanos (creo que Vox subirá mucho y ciudadanos menos de lo que esperan)... pero el empate de fuerzas, a mi juicio, se mantendrá.
A la hora de las coaliciones, la unión de los partidos "constitucionalistas" (haciendo el esfuerzo de considerar al PSOE uno de ellos) derivarán hacia una coalición PP - Cs o una coalición Cs - PSOE (dado que, si pueden, Vox va a ser satanizada primero y sanitizada después)... y estas uniones temporales va a dar unos números muy justitos o insuficientes.
Dependeremos enteramente del enigma que está oculto en el misterio.
Si los nuevos socialdemócratas de Macrón le pierden el asco a hablar con Vox quizá haya una esperanza... pero me da que no va a ser así.
Eso o que la aritmética se imponga... porque está claro que fuera del pesebre se pasa mucho frío.
Que al final la justicia actuaría estaba claro... pero lo de los presupuestos no.
Yo, como el siempre flexible señor Borrell, pensaba que al final los secesionistas darían apoyo a Sánchez por aquello del mal menor.
Como buenos españoles que son aunque les pese, el cainismo genético ha prevalecido en la casta separatista... tumbar a un presidente de "Espanya" tras haberlo humillado durante meses, era algo demasiado tentador como para dejarlo escapar.
Ahora, se encara un nuevo escenario que no está exento de incertidumbre.
Siempre que analizo algo tengo la preocupación de que mis deseos se antepongan a la realidad.
Mis deseos pasan por que el PSOE siga los pasos de la UCD, que los separatistas se den cuenta de hasta que punto les han estado tomando el pelo estos sinvergüenzas que están delante del juez y que Podemos vuelva a ser la miríada de grupitos de inadaptados irrelevantes que eran... pero eso no va a suceder.
Si hay elecciones, sospecho que el empate técnico va a volver a darse.
Y digo esto basándome en lo siguiente:
1) El votante de izquierdas es siempre un votante de izquierdas. A lo largo de los años he podido constatar que la capacidad punitiva de un votante de izquierdas hacia los políticos de su propio signo pasa, a lo sumo, por irse a la playa el día de las elecciones. Jamás cambia el voto.
2) En España hay mucho votante de izquierdas. Y ahora, con la irrupción de Vox en el panorama político, tienen un peligro que conjurar... han hallado una causa que les impulse a votar. El "voto util" de la izquierda ha vuelto al redil, y va a hacerlo en tropel.
3) Vox va a quitarle al PP una importante porción de voto... es cierto que Vox moviliza un voto de desencanto que - probablemente - el PP ya había perdido. También pone en marcha a gente que había dejado de votar, pero está claro que al PP el "voto util" - que tantas alegrías proporcionó a Mariano en los últimos comicios - se le ha ido a Vox.
4) Entre dos aguas, los naranjitos, a día de hoy, son un enigma encerrado en un misterio y envuelto en una adivinanza... nadie en su sano juicio es capaz de levantar una apuesta acerca de lo que Albert y sus muchachos (que van a sacar también su porción de pastel) van a hacer el día D+1.
Personalmente creo que se han equivocado al tratar de captar voto de izquierdas... la izquierda contempla a los de Cs como la antesala de la derecha, nadie a quien votar. De modo que se arriesgan a perder el voto "equidistante" (los que permanecen en ese limbo donde no hay banderas) en aras de una exigua cosecha a su izquierda.
5) La experiencia de gobierno en los ayuntamientos que el PSOE cedió a la miserable podemía, ha generado en sus gobernados un rechazo firme hacia la implantación de la ideología en las cuestiones locales. Dicho de otro modo, cabe esperar una perdida de apoyo a la ultraizquierda por parte de los que - engañados por los cantos de sirena - les entregaron el voto.
Visto así, el PP bajará, Podemos bajará, PSOE bajará (no se si mucho o poco) y subirán Vox y Ciudadanos (creo que Vox subirá mucho y ciudadanos menos de lo que esperan)... pero el empate de fuerzas, a mi juicio, se mantendrá.
A la hora de las coaliciones, la unión de los partidos "constitucionalistas" (haciendo el esfuerzo de considerar al PSOE uno de ellos) derivarán hacia una coalición PP - Cs o una coalición Cs - PSOE (dado que, si pueden, Vox va a ser satanizada primero y sanitizada después)... y estas uniones temporales va a dar unos números muy justitos o insuficientes.
Dependeremos enteramente del enigma que está oculto en el misterio.
Si los nuevos socialdemócratas de Macrón le pierden el asco a hablar con Vox quizá haya una esperanza... pero me da que no va a ser así.
Eso o que la aritmética se imponga... porque está claro que fuera del pesebre se pasa mucho frío.
lunes, 11 de febrero de 2019
El sainete continua
Poner la tele estos días y escuchar a los tertulianos comentar la actualidad política, te sumerge en una densa sopa de surrealismo.
El estrambote que proyecta la caja tonta todos los días con la intención de erradicar la realidad de las cabezas de los españoles es tan grosero, que - a poco que se analice - se desbarata como un castillo de naipes.
A los pobres periodistas que tuvieron la dignidad de prestarse a leer el manifiesto de la pasada concentración ciudadana a favor de la unidad de España y la convocatoria de elecciones generales, les ha caído la del pulpo.
Menos bonito, les han llamado de todo, incluyendo afirmaciones tales como que son una vergüenza para la profesión... lo cual podría ser mas o menos discutible si no se diese la circunstancia de que los que emiten semejantes acusaciones pertenecen a lo mas granado de la pocilga mediática que lleva, desde hace ya muchos años, haciendo de mamporrero a sueldo de la izquierda mas radical y descerebrada que se ha visto en España desde el inicio de la democracia.
La indignación generalizada de los mercenarios de la plumilla ante el hecho de que un nutrido grupo de españoles haya tenido "la indecencia" de manifestarse contra Pedro Sánchez, pone de manifiesto que las escuelas de periodismo de España son, básicamente, procesadoras de basura para alimentar los comederos de las pocilgas de Roures.
Por obra y gracia de Mariano Rajoy y Soraya Saenz de Santamaría, que fueron los que - pudiendo impedirlo - permitieron el monopolio mediático en España, tenemos un "cuarto poder" que no actúa como tal... que no cumple su misión de control, que elude su responsabilidad informativa y carece de códigos deontológicos. A día de hoy nuestro "cuarto poder", en manos de los Roures y las burgalesas bidivorciadas, es el ministerio de propaganda de Goebbels al servicio de todo aquel que quiera hundir a España.
Y se nota.
Se nota en el retorcimiento de los argumentos esgrimidos por los emisarios y en como, tertulia a tertulia, repiten los esbirros las mismas consignas una y otra vez.
Con todo, lo peor se manifiesta en la prueba de la baba, en la obligatoriedad de atacar - venga o no a cuento - a cualquiera que discrepe del dogma o ponga en duda la fiabilidad de la información.
La manifestación de ayer reunió fácilmente a doscientas mil personas... no fue un millón, pero desde luego, no fueron cuarenta mil.
Si la manifestación hubiese sido un fracaso de verdad (recuerdo una concentración orquestada por Podemos en la Puerta del Sol que no llegó a reunir quinientas personas) no se esforzarían tanto en machacarnos con el argumento... bastaría con mostrar tres imágenes.
Pero no van por ahí los tiros.
Los tiros van por afearnos a los discrepantes que hayamos tenido la osadía de manifestarnos contra Pedro Sánchez.
La siempre patética Eva Ache, musa indiscutible de la piara, se dirigió a los manifestantes usando el hashtag #SoisUnosMierdas... muy democrático y tolerante. Como son ellos y ellas.
La consigna difundida por los hipócritas multimillonarios de izquierdas es que los manifestantes de ayer no tenían razones para salir a la calle porque los motivos que les impulsaron a hacerlo eran mentira.
Todo es mentira.
Es mentira que Pedro Sanchez se reuniese con Torra en Barcelona y que acordase "cosas"... y algo debió acordar porque el bocachancla de Torra, que hasta la reunión con el sologuapo nos había estado deleitando a diario con sus rebuznos, ha mantenido un prolongado y sospechoso silencio. Silencio que - no se a ustedes - pero a mi me tiene desde hace unos días con la mosca detrás de la oreja.
Será que es mentira que se planteó una reunión "bilateral" con un "observador"... y será mentira porque al observador internacional hubo que cambiarle el nombre varias veces, pasando por "facilitador", "dinamizador de diálogo" o "relator"... mucho esfuerzo para un elemento inexistente.
Tampoco será verdad que las negociaciones siguen en pié, pero en el momento de escribir estas lineas, los secesionistas siguen insistiendo en que no se ha roto nada, los puntos a discutir siguen siendo los mismos y manifiestan su asombro ante el "cambio de actitud" del equipo de Pepu...
Y aquí no me queda otra que decir lo que he dicho siempre: Torra y compañía son mas malos que la quina, pero no mienten. Siempre dicen lo que piensan y cuales son sus objetivos.
De modo que el que miente - y mucho - es un gobierno que trata de convencernos de que no ha habido negociación alguna, que esa negociación no se ha hecho de espaldas al parlamento y que se ha "roto" por culpa del cambio de actitud de los independentistas.
Mienten con toda la boca... y se merecen no una, sino mil manifestaciones.
Y ojalá se las encuentren hasta que decidan convocar elecciones y devolver "al pueblo" su derecho a decidir quien debe gobernarle.
Derecho que, por cierto, le ha arrebatado Pedro el del Falcon con la ayuda de Pablo el del Chalet y los filoterroristas de toda la vida.
Afirmación que, seguramente, también será mentira.
El estrambote que proyecta la caja tonta todos los días con la intención de erradicar la realidad de las cabezas de los españoles es tan grosero, que - a poco que se analice - se desbarata como un castillo de naipes.
A los pobres periodistas que tuvieron la dignidad de prestarse a leer el manifiesto de la pasada concentración ciudadana a favor de la unidad de España y la convocatoria de elecciones generales, les ha caído la del pulpo.
Menos bonito, les han llamado de todo, incluyendo afirmaciones tales como que son una vergüenza para la profesión... lo cual podría ser mas o menos discutible si no se diese la circunstancia de que los que emiten semejantes acusaciones pertenecen a lo mas granado de la pocilga mediática que lleva, desde hace ya muchos años, haciendo de mamporrero a sueldo de la izquierda mas radical y descerebrada que se ha visto en España desde el inicio de la democracia.
La indignación generalizada de los mercenarios de la plumilla ante el hecho de que un nutrido grupo de españoles haya tenido "la indecencia" de manifestarse contra Pedro Sánchez, pone de manifiesto que las escuelas de periodismo de España son, básicamente, procesadoras de basura para alimentar los comederos de las pocilgas de Roures.
Por obra y gracia de Mariano Rajoy y Soraya Saenz de Santamaría, que fueron los que - pudiendo impedirlo - permitieron el monopolio mediático en España, tenemos un "cuarto poder" que no actúa como tal... que no cumple su misión de control, que elude su responsabilidad informativa y carece de códigos deontológicos. A día de hoy nuestro "cuarto poder", en manos de los Roures y las burgalesas bidivorciadas, es el ministerio de propaganda de Goebbels al servicio de todo aquel que quiera hundir a España.
Y se nota.
Se nota en el retorcimiento de los argumentos esgrimidos por los emisarios y en como, tertulia a tertulia, repiten los esbirros las mismas consignas una y otra vez.
Con todo, lo peor se manifiesta en la prueba de la baba, en la obligatoriedad de atacar - venga o no a cuento - a cualquiera que discrepe del dogma o ponga en duda la fiabilidad de la información.
La manifestación de ayer reunió fácilmente a doscientas mil personas... no fue un millón, pero desde luego, no fueron cuarenta mil.
Si la manifestación hubiese sido un fracaso de verdad (recuerdo una concentración orquestada por Podemos en la Puerta del Sol que no llegó a reunir quinientas personas) no se esforzarían tanto en machacarnos con el argumento... bastaría con mostrar tres imágenes.
Pero no van por ahí los tiros.
Los tiros van por afearnos a los discrepantes que hayamos tenido la osadía de manifestarnos contra Pedro Sánchez.
La siempre patética Eva Ache, musa indiscutible de la piara, se dirigió a los manifestantes usando el hashtag #SoisUnosMierdas... muy democrático y tolerante. Como son ellos y ellas.
La consigna difundida por los hipócritas multimillonarios de izquierdas es que los manifestantes de ayer no tenían razones para salir a la calle porque los motivos que les impulsaron a hacerlo eran mentira.
Todo es mentira.
Es mentira que Pedro Sanchez se reuniese con Torra en Barcelona y que acordase "cosas"... y algo debió acordar porque el bocachancla de Torra, que hasta la reunión con el sologuapo nos había estado deleitando a diario con sus rebuznos, ha mantenido un prolongado y sospechoso silencio. Silencio que - no se a ustedes - pero a mi me tiene desde hace unos días con la mosca detrás de la oreja.
Será que es mentira que se planteó una reunión "bilateral" con un "observador"... y será mentira porque al observador internacional hubo que cambiarle el nombre varias veces, pasando por "facilitador", "dinamizador de diálogo" o "relator"... mucho esfuerzo para un elemento inexistente.
Tampoco será verdad que las negociaciones siguen en pié, pero en el momento de escribir estas lineas, los secesionistas siguen insistiendo en que no se ha roto nada, los puntos a discutir siguen siendo los mismos y manifiestan su asombro ante el "cambio de actitud" del equipo de Pepu...
Y aquí no me queda otra que decir lo que he dicho siempre: Torra y compañía son mas malos que la quina, pero no mienten. Siempre dicen lo que piensan y cuales son sus objetivos.
De modo que el que miente - y mucho - es un gobierno que trata de convencernos de que no ha habido negociación alguna, que esa negociación no se ha hecho de espaldas al parlamento y que se ha "roto" por culpa del cambio de actitud de los independentistas.
Mienten con toda la boca... y se merecen no una, sino mil manifestaciones.
Y ojalá se las encuentren hasta que decidan convocar elecciones y devolver "al pueblo" su derecho a decidir quien debe gobernarle.
Derecho que, por cierto, le ha arrebatado Pedro el del Falcon con la ayuda de Pablo el del Chalet y los filoterroristas de toda la vida.
Afirmación que, seguramente, también será mentira.
jueves, 7 de febrero de 2019
Futuro incierto
En el 68 yo era un niño más del "baby boom".
La generación de mis hermanos mayores se lanzó con entusiasmo a abrazar todas esas estupideces que - pasadas unas décadas, nos han puesto en la tesitura de tener que defender la evidencia de que "debajo de los adoquines de París no estaba la playa, estaban las cloacas" (Aquilino dixit).
La juventud de mi infancia abrazó extasiada cualquier cosa que supusiera una "ruptura" con "el antiguo régimen".
Y puedo entender que - en efecto - "el antiguo régimen" no era ni mucho menos perfecto, pero lo de "Sé realista, pide lo imposible", "Leer menos, vivir mas", "Cuanto más hago el amor, más ganas tengo de hacer la revolución" y el tradicional "Haz el amor, no la guerra" son eslóganes que sólo pueden asumirse en un estado de enajenación mental o bajo los efectos de compuestos psicotrópicos.
Con semejante bagaje de naderías en las siguientes décadas nacieron en la Europa Occidental muchos movimientos (una buena parte de ellos financiados por la URSS) que se dedicaron con incomprensible devoción a demoler lo que había sin, por supuesto, construir nada en su lugar.
España no fue diferente.
Atemperadas por el tardofranquismo las ridículas modas que asolaban Europa tardaron un poco en implantarse... pero llegaron.
Los que como Otega y Gasset defendíamos lo de "no es eso, no es eso" contemplamos horrorizados el viaje a ninguna parte que hizo la juventud - ahora si - que nos tocó vivir.
A la vuelta de cincuenta años de aquello hechos, de tanto "Leer menos, vivir mas" nos enfrentamos a la generación de políticos mas incultos de los últimos trescientos años al frente de movimientos irresponsables cuya finalidad es - únicamente - la destrucción de la sociedad.
A diferencia de entonces, o quizá debería decir igual que entonces, los regímenes que representan todo lo opuesto a estos movimientos, son los que los financian. No es la URSS pero es Venezuela o Iran... más de lo mismo con ligeros matices.
Como han crecido en el relativismo mas obsceno, el edonismo estructural y el individualismo mas pernicioso, se dedican a tomar decisiones con un horizonte que no excede a los cuatro años... momento en el que dejarán el poder por sus malas acciones tras haber vaciado las arcas del Estado.
Cada vez que nos ponemos en manos de estos inútiles nos pasa lo mismo... no aprendemos.
De aquellas aguas, uno de los lodos mas viles que ha calado en esta sociedad de cartón piedra es es "el pacifismo".
Decía Chesterton que los pacifistas "tienen la extraña idea de que se pueden conservar algunas cosas renunciando a defenderlas".
Esa "paz a ultranza", "paz por encima de todo", nos ha llevado a una sociedad indigna de tal nombre que recurre a la cesión sistemática ante los que - contrariamente a ti - están dispuestos a luchar por lo que quieren... aunque lo que quieren sea - sencillamente - destruirte.
Porque (Chesterton de nuevo) "Lo malo de los pacifistas no es su visión de la guerra, sino su visión de la paz".
Los que tenemos claro que el soldado no lucha porque odie lo que tiene delante, sino porque ama lo que tiene detrás, contemplamos con estupor - y dolor - esta renuncia a su propia defensa que ha asumido la sociedad Española.
Y si, hay guerras buenas, hay guerras que merece la pena luchar, batallas que tenemos que librar para conservar "algunas cosas"... hay guerras defensivas, de supervivencia.
Creo que fue Nevill Chamberlain el que dijo "Renunciamos a la dignidad para mantener la paz y al final tuvimos que ir a la guerra".
El que tenga oídos que oiga.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)