Ayer la plataforma “yo no pago” montó un número circense en el Metro de Madrid. La cosa no fue a más y se saldó con tres o cuatro detenidos y algún que otro magullado.
A mi me gustaría pertenecer a la plataforma “yo no pago”, pero para mi mal, pertenezco a la plataforma “pago religiosamente”.
También pertenezco a la plataforma “me bajan el sueldo” y a la plataforma “me suben el IRPF”... creo que nací afiliado a la plataforma “no me subvencionan nada” y – recientemente – he pasado a formar parte de esa otra que se llama “me incrementan el IBI”.
Cuando escucho a alguien decir eso de “hemos vivido por encima de nuestras posibilidades”, me entran los siete males, porque alguno habrá (supongo) que ha vivido por encima de sus posibilidades, pero les juro que no ha sido nunca mi caso.
El abajo firmante las ha pasado mas o menos canutas para llegar a fin de mes desde que empezó a cotizar (hace de ello mas de veinte años) y no se ha permitido mas lujos que los que estrictamente podía permitirse.
No he pedido nunca un préstamo que no pudiese pagar y en alguna ocasión he recibido ayuda económica de mis padres que – Dios los bendiga – siempre estaban al quite cuando me venía un gasto inesperado.
Mi coche tiene doce añitos y me parece que va a tener que seguir en activo algún lustro más... todavía tengo en casa a uno de mis hijos que está en primero de carrera, pago todos los meses mi hipoteca, las derramas de la comunidad de vecinos (ahora mismo una de “adecuación de ascensores”), los seguros, las tasas de mis tarjetas de crédito (que procuro no usar)... pago todo lo que me pongan por delante.
Me consta que hay gente que lo está pasando mal y que los bancos (que son unas entidades diseñadas para escurrirnos los tuétanos) son poco propicios a la acción social, pero eso es así desde mucho antes de lo del mercader de Venecia... y ya eran así cuando el personal se puso a pedirles dinero a lo loco, y a meter el coche nuevo y el viaje a Cancún en la hipoteca.
Recuerdo que cuando compré mi piso, mis amigos me aconsejaban que me hipotecara más, porque como el dinero estaba tan barato...
Y hasta aquí hemos llegado.
No me puedo quejar. Es más, doy gracias a Dios por permitirme ir pasando estos años con apreturas pero sin carencias.
Con cincuenta y un años cumplidos me he puesto a estudiar por si vienen mal dadas y para ver si en un futuro mas o menos próximo, estos nuevos conocimientos que estoy adquiriendo en mi tiempo libre, me permiten redondear mi sueldo en algún trabajillo por horas.
Me hubiera gustado estar en eso del “yo no pago”, pero estaba muy ocupado pagando como un filipón y haciendo lo posible por seguir pagando.
Se conoce que los que asaltan el metro, desbaratan la Puerta del Sol y se meten en propiedades ajenas a hacer “lucha social”, tienen mucho más tiempo libre que yo.
A lo mejor, si pusiesen empeño, incluso les contrataría alguien.