Ya empieza a ser un clamor.
Catorce mil muertos que, probablemente, sean cuatro o cinco mil más si atendemos a lo dicho por las funerarias.
De ese excedente de muertos que no entran en las estadísticas, muchos de ellos habrán entregado su alma sin haber pasado por los test de coronavirus.
Mueren en residencias de ancianos ante sus sobrepasados cuidadores, encerrados en sus casas (donde viven solos), teniendo que ser descubiertos - en ocasiones - por los bomberos cuando los vecinos se dan cuenta de que llevan días sin saber de ellos, o les alerta el olor.
Y como han prohibido hacer autopsias, el numero de muertos "sin certeza" de haber contraído el virus, aumenta escandalosamente.
Es dantesco.
Lo que estamos pasando en España es - con mucho - lo mas grave que recuerdo y cuando seguramente, a estas alturas, llevamos alrededor de veinte mil muertos, la noticia de la semana es que los famosos "test" todavía no han llegado ni en calidad ni en cantidad.
Planea la sospecha de que alguien cercano al gobierno se ha enriquecido con la intermediación de los tests malos, esos que hemos tenido que devolver porque no servían para nada... y yo no sé si eso es verdad, pero lo que si es cierto es que, a estas alturas, cuando llevamos casi un mes de encierro y nos hemos gastado una cantidad obscena de dinero, seguimos sin tener "test" suficientes y el gobierno sigue sin desvelar quien es el intermediario que está trayendo los test de China.
Ahora, en el momento de escribir esta divagación, se está dirimiendo en el Congreso de los Diputados si el estado de alarma se prorroga quince días más y en que condiciones.
La última noticia es que que Pedro Sánchez quiere "levantar la mano" sobre lo que era un estado de excepción encubierto... en ese periodo han blindado a Pablo Iglesias en el CNI, han puesto en marcha los indultos a los golpistas catalanes y han admitido a trámite un proyecto para que las injurias al Rey y otros símbolos nacionales no sean delito.
Y si "levantan la mano", algo que considero necesario para evitar un desastre económico sin precedentes, lo van a hacer de la peor forma posible, sin saber cuantos están infectados, cuantos son portadores asintomáticos, cuantos van a ir a trabajar - en definitiva - con el virus encima.
Todo por no ser capaces de gestionar los "test".
Y van a cometer un nuevo error doloso: el de propiciar un rebrote de la epidemia por mantenerse en el poder.
Durante los últimos días hemos visto como las televisiones se convertían en la maquinaria de "agit-prop" del gobierno por las generosas subvenciones que, con nuestros impuestos, ha repartido alegremente Pedro Sánchez a sus medios "afines".
Los activistas de la tele (me da pudor llamarlos periodistas) nos mantienen en un mundo feliz donde todo son aplausos desde las ventanas, enfermeros bailando, viejitos saliendo del hospital, canciones pegadizas y, en el colmo de la desfachatez y el mal gusto, series televisivas (con un Bardem por medio, como no) haciendo humor grosero con la pandemia...
Veinte mil muertos y ningún ataúd, ninguna familia destrozada, ninguna reivindicación, ningún periodista exigiendo responsabilidades... igualito que cuando mataron a "Excalibur".
No es que sean torpes, que lo son, son malos, profundamente malos... y los españoles no les importamos nada.
No son servidores públicos, desde su punto de vista, nosotros somos los que les servimos a ellos, a sus ambiciones personales, a sus intereses ideológicos... somos su rebaño, y como a ovejas, nos sacrifican cuando les da la gana.
Y mienten.
Por la mañana, por la tarde, por la noche... Mienten y mienten, continuamente, con toda la boca, sin vergüenza alguna.
Y lo hacen porque no tienen la capacidad técnica, ni la empatía, ni la altura moral necesaria para manejar esta crisis, y lo saben sobradamente.
Pero no dimiten porque sus sueldazos, sus dietas de desplazamiento, sus prebendas, su Falcon, sus mansiones en Galapagar, están por encima de nuestras vidas.
Espero que no tardemos mucho en ver a esta chusma en el banquillo... aunque con el "poder judicial" que tenemos, que quieren que les diga, no lo tengo demasiado claro.
Mientras tanto, cuídense y recuerden estos días.
Guárdenlos en su mente y en su corazón, porque si no se cargan nuestro sistema democrático (que lo van a intentar) un día habrá que ir a las urnas.
Y espero que entonces sea el llanto y crujir de dientes.