El trece de marzo de este año mi mujer empezó a tener fiebre.
Tras unos cuantos días de mal cuerpo y dolor de cabeza, cuando estábamos a punto de realizar un viaje, se puso a 39 grados... los antipiréticos hicieron su trabajo y durante los siguientes seis días, cíclicamente, la temperatura subía por encima de 38 grados y teníamos que empeñarnos en controlarla con la medicación adecuada.
El problema de fondo es que mi mujer es asmática y tiene alergia a casi todo lo que flota en primavera y al pelo de los gatos, por lo que desde el punto de vista respiratorio, sin ser de un grupo de alto riesgo, si lo era, al menos, de cierto riesgo.
Llamamos al teléfono habilitado a tal efecto y tras varios intentos nos dijeron que hasta que no tuviese claros ahogos, no acudiésemos al hospital.
Posteriormente nos descargamos una aplicación y contestamos a un test donde se nos hacían preguntas sobre los síntomas que habíamos padecido... para ir haciendo (supongo) una base de datos de pacientes o posibles pacientes.
A fecha de hoy llevamos ya varias semanas sin que mi mujer presente síntoma alguno y nuestra vida transcurre con normalidad, si es que se puede llamar normalidad a este arresto domiciliario al que estamos sometidos.
Nadie ha venido a hacernos un test.
No nos han citado en ningún sitio para que vayamos a hacernos un test.
No conozco a nadie (que no haya estado ingresado) al que le hayan hecho un test.
A mi madre (de 88 años y con problemas respiratorios) no le han hecho ningún test.
Y en eso estamos.
Ya han levantado un poco la mano con la gente que puede ir trabajar y está previsto que en unos días la levanten un poco mas...
El que ayer era multado por salir al parque a dar un solitario paseo, mañana podrá desplazarse al trabajo y relacionarse con sus compañeros en la oficina o en el comercio.
Y entre estas dos situaciones no ha mediado un test.
Nuestro multado paseante, cuando mañana salga de casa para ir a trabajar en transporte público, no sabrá si es portador asintomático, si está inmunizado debido a la aparición de determinados anticuerpos en su sangre, si está directamente enfermo, si no ha estado en contacto aún con el virus... saldrá a la calle a jugar a la ruleta rusa, porque en su misma situación estarán todos los que se suban al autobús con él.
No se han hecho test.
No se han comprado suficientes test.
Ha habido que devolver test "falsos" y se han comprado test "rápidos" con baja fiabilidad.
Las empresas españolas que pueden hacer los test han sido ignoradas por el gobierno.
La incomprensible negativa del gobierno a informar sobre quién ha tramitado la compra de los test malos ha propiciado la aparición de bulos sobre quien o quienes se han lucrado con la operación...
Y seguimos sin tener test suficientes para poder mandar a nadie a la calle con ciertas garantías.
Imagino una situación idílica en la que un ciudadano que ya es inmune al virus pudiese salir a correr por el parque (en solitario si me aprietan) con un documento en el bolsillo que acreditase su falta de peligrosidad, mientras el portador tuviese que permanecer encerrado unos cuantos días mas.
Pero eso sería una solución sanitaria razonable, algo que no están dispuestos a hacer.
El test, la ausencia del test, se ha convertido en una herramienta de opresión social.
Han restringido alegremente nuestro derecho a la libre circulación sin causa justificable.
Habría entendido - a regañadientes - que al principio nos tuviesen encerrados un par de semanas mientras se hacía acopio de test... lo habría entendido como un mal menor, una necesidad para paliar la falta de previsión de este gobierno de holgazanes, pero prolongar la cuarentena a todo el mundo me parece un ataque directo a nuestros derechos.
Un ataque directo que, de haberlo perpetrado un gobierno de derechas, ya habría incendiado las calles.
No quieren hacernos los test.
Sin test, los muertos son los que les da la gana y el encierro durará lo que les parezca bien.
Sin test, no hay un indicio razonable que me permita ir a trabajar en medio de esta pandemia... No hay seguridad de que en unos meses estemos otra vez igual.
Lo están haciendo mal otra vez.
Deberían estar comprando tests para todos en vez de subvencionar a la sexta y a los censores de "Newtrola" y "Maldita"... quince millones de euros en test PCR daría para unos cuantos cientos de miles de ellos ¿no les parece?
Pero prefieren gastar en propaganda, en lavar nuestros cerebros, en aumentar nuestro síndrome de Estocolmo... los test se han convertido en el instrumento de poder mas valioso del Gobierno.
Por eso no hay test.
Que no le canten milongas.