Una de las cosas que me tiene sorprendido de la partitocracia española es el poco respeto que siente por la democracia. Y en esto la vieja y la nueva política no son diferentes.
En España se juega una suerte de parchís en la que cuando uno se come la ficha de otro, dependiendo del color de la ficha que come y la ficha comida, se cuenta cuarenta, veinte o nada... las reglas del parchís van cambiando según sopla el viento.
De modo que cuando una miríadia de grupúsculos marginales se asoció para montar el único partido político que no es un partido político al uso, con la finalidad de saltarse la ley d'hont, a todo el mundo le pareció bien.
En las filas de Podemos hay partidillos claramente antisistema y no hay día que Pablo Iglesias o alguno de sus correligionarios se priven de manifestarse en contra de la Constitución... empezando por su empeño en dejarnos sin monarquía.
Sus alianzas políticas son siempre con lo mas granado del secesionismo (incluyendo a los filoterroristas y terroristas confesos) y apoyan cualquier cosa que vaya contra el orden público, una educación libre y consensuada, el modelo territorial que tenemos, la libertad religiosa, etc... y a todo el mundo le parece bien.
Podemos ha declarado pública y reiteradamente su intención de expulsar a "las derechas" de cualquier responsabilidad política... y frecuentemente lo ha hecho en términos injuriosos contra los políticos de "derechas" y sus votantes.
La última burrada del tándem Podemos - IU fue llamar a las turbas a no reconocer el resultado electoral en Andalucía, proclamando la "alerta anti-fascista" e invitando a los enemigos del jabón a "escrachear" (menudo término) las instituciones, apedrear comercios, quemar contenedores de basura... y no ha pasado nada.
A Vox no se le aplica el mismo rasero.
Y eso que Vox, hasta la fecha, no se ha manifestado como un grupo antisistema, ni se ha negado a reconocer la legitimidad de las urnas... unas urnas que - dicho sea de paso - hasta hace unos días le habían dado la espalda.
¿Quiere Vox cambiar la Constitución?, si.
¿Quiere Podemos cambiar la Constitución?, también.
No veo porqué querer un modelo territorial mas centralizado es menos legítimo que desear uno mas descentralizado, o porqué una República es mas legítima que una Monarquía parlamentaria... si todos jugamos al parchís con las mismas reglas.
Sentado el principio de que la legitimidad la dan las urnas, pretender que un partido que ha sido votado por los andaluces hasta convertirse en la cuarta fuerza política, no tiene derecho a ser escuchado, me parece un comportamiento más que reprobable (habida cuenta que la diferencia de separa a Vox de Podemos en Andalucía - por ejemplo - es el mismo numero de escaños que separa a Ciudadanos del PP... concretamente cinco).
Ciudadanos con cinco escaños menos que el PP y doce menos que el PSOE, se considera legitimado para gobernar en Andalucía, pero opina que los nueve escaños que le separan de Vox convierte a este último partido en una formación ninguneable.
Cada uno es muy libre de buscar las alianzas que prefiera... para eso están las negociaciones, pero las reglas del parchís deben ser las mismas para todos.
En Andalucía debido a la aritmética, se va a tener que conformar un tripartito.
No para la investidura, ya que en la investidura entra en juego el cambalache de abstenciones... pero si para poder gobernar.
Porque la mayoría está en 55 escaños y no salen mas que dos combinaciones naturales.
Los 21 escaños de ciudadanos no suman 55 salvo que se alíe con el PP y Vox... o con el PSOE y Podemos.
Y a los demás partidos les sucede lo mismo.
El PSOE y Podemos suman cincuenta escaños... necesitan cinco mas.
Los naranjas saben que tienen en su mano la gobernabilidad porque, en cualquier caso, hay que contar con ellos para todo, pero tienen por delante una difícil decisión que - sin duda - afectará al comportamiento de sus futuros votantes.
Si ciudadanos fuerza nuevas elecciones con su indecisión, a la vista del escenario que se ha montado, dará - previsiblemente - la mayoría al PSOE otra vez, por la movilización de esa izquierda que se quedó en casa pensando que tenían las elecciones ganadas.
La subida del PSOE podría llevar a la reedición del pacto PSOE-Ciudadanos, pero ¿se lo perdonarían a Albert Rivera sus votantes en el resto de España?
De modo que el laberinto está servido.
Ahora hay que elegir Minotauro.