La despelotada de la complutense, a la sazón portavoz de la alcaldía de Madrid, ha dicho que hay dos tipos de imputados: los malos, que son los que cargan con imputaciones por delitos de corrupción y los buenos que son los que – como ella – son imputados por actos de militancia política.
Para terminar de arreglarlo la sorprendente letrada, sólida jurista donde las haya, ha dicho que lo de Rita la de las domingas es una imputación derivada de un defecto de nuestro sistema penal que – parece ser – tiene mal calibrado lo de la libertad de expresión.
Según las matemáticas de la abuela Manolita interrumpir una misa faltando el respeto a los congregados, insultándolos y vejándolos es un ejercicio de libertad de expresión… y si algún artículo en alguna ley vigente dice lo contrario, lo que hay que hacer es ignorarlo.
De modo que cuando se comete un delito, la culpa la tiene el Código Penal, no el delincuente. (¡Hasta ahí podíamos llegar!)
Al final, estas cosas, lo que ponen de manifiesto es que la izquierda española – como viene haciendo desde que se constituyó - cuando se les antoja, se pasan las leyes por las tetas de Rita… vamos, que no respetan mas ley que sus prejuicios.
Y como segunda derivada, haciendo nuevamente gala de ese talante de chulo de barraca que adorna a nuestra progresía, te dicen que si es delito, te aguantas.
Que es precisamente lo que ha dicho la susodicha despelotante: que vamos a tener que irnos acostumbrando, ya que a la política se accede por la militancia… y determinados delitos – al parecer - son inevitables cuando se milita en según que ideologías.
Rita Maestre y la autocalificada “bollera feminazi” Alba López Mendiola, pertenecen a esa clase de invertebrados que no han llegado (ni llegarán nunca a comprender) que cuando adquieres responsabilidades de gobierno tienes que sustraerte a tus prejuicios, convirtiéndote en representante de – incluso – aquellos que no te han votado.
Rita Maestre no ha sido imputada por tomarse un café con leche, está imputada en la comisión de un delito… y le guste o no, va a tener que hacer frente a la solicitud de hasta un año de cárcel por parte de la fiscalía.
A lo mejor, si se topa con uno de esos jueces como su jefa, sale hasta absuelta, pero – hoy por hoy, y mientras no cambien las circunstancias – es un político imputado en un delito que se niega a dimitir de su cargo… "casta" pura y dura.