La incursión de Podemos en el Ayuntamiento de Madrid de la mano de la Pasionaria de Chamberí, ilustre jurista según dicen, ha convertido el Consistorio madrileño en el Circus “Freak Show and Human Oddities”… un lugar donde encontrarse con la mujer de dos cabezas, el hombre mas alto del mundo, el niño-mono, la mujer barbuda o el hombre-elefante.
Estábamos acostumbrándonos a que para gestionar fondos públicos lo único que hacía falta era llevar entre veinte y sesenta años respirando, que el único mérito de este concurso era pertenecer a un partido político (da igual si el “militante” seleccionado sabe leer, escribir en correcto castellano o entender lo que le dicen cuando se le habla deprisa… con saber levantar la mano, asentir con la cabeza y estampar la firma en un documento, es suficiente para acceder a un sueldo público).
No todos son así, pero el mentado gestor de fondos abunda mucho más de lo deseable.
Como las marcas “blancas” de Podemos han pisado moqueta y – gracias al PSOE – van a despilfarrar nuestros impuestos, el concurso de méritos ha cambiado.
Ahora para ser concejal hay que ser capaz de emitir tweets ofensivos en los que se cachondee uno de las niñas de Alcasser e Irene Villa en apenas ciento cuarenta caracteres… Marta de Castillo también vale y los judíos y el holocausto (un clásico) dan incluso puntos.
También da puntos pedir la decapitación de Ruiz Gallardón o la horca para Botín… y si te despelotas en medio de una misa católica, te dan matrícula de honor y te hacen portavoz del ayuntamiento.
Lejos de tener concejales que han llegado al cargo “a pesar” de lo expuesto, creo que tenemos concejales que han llegado al cargo “precisamente” por lo expuesto.
Oír hablar a la bollera-camionera (se lo llama a si misma, no se lo he puesto yo) que está a las puertas de una concejalía es todo un acontecimiento… y le permite a uno constatar la calidad intelectual de nuestros ilustres gestores.
La mayor parte de los concejales de la abuela roja – currículo en mano – serían incapaces de encontrar trabajo y, con toda probabilidad, no les darían ni la presidencia de una comunidad de vecinos.
No obstante, los españoles somos tan cachondos que no sólo llevamos a eurovisión al “chiquilicuatre” sino que ponemos a sus primos a gestionar nuestros impuestos.
Definitivamente, “Spain is different”.