El movimiento 15 Mugre, sin careta esta vez, protagonizó ayer otra de sus tocapelotadas. Los amargados (que no indignados) son ya - lo han sido siempre - «la motorizada» de Rubalcaba, aunque, dada la categoría de los interfectos, es posible que alguno de ellos no se haya dado cuenta aún.
El gobierno de España - por llamar algo a esta partida de incompetentes - ha hecho lo necesario para fastidiar a los católicos (en plena visita del Papa) y - de paso - mostrar al mundo que en nuestra piel de toro el "Estado de Derecho" se ejerce sólo para los de la banana.
Anteayer cien asociaciones (a veinte miembros cada una) montaron el numerito reglamentario: Ni Dios, ni Estado, ni un palo al agua que se suda mucho.
Lo hicieron con los maricas disfrazados de curas y monjas que amenizan siempre sus ridículas astracanadas... incluso un intelectual se desnudó y se puso a sodomizar al oso de la Puerta del Sol (pueden ver la foto en los medios «no afectos» a la banana), porque de eso se trataba, de dar por la retambufa a los católicos.
Si sólo hubiese sido una manifestación la habrían hecho en Getafe... no era eso, se trataba de fastidiar con la excusa (falsa por supesto) de que en esto el Estado se había gastado ¡25 millones de euros!.
Claro está que la cifra no viene desglosada... porque es sólo eso, una cifra falsa.
Las cuentas de la JMJ están a disposición del que quiera verlas, que no es el caso, y se han explicado por activa y por pasiva.
La Delegada del Gobierno, dejándose llevar por el sectarismo que le dá de comer, ha sido la responsable de este desaguisado. Ha desoido el asesoramiento y los consejos de todos que - con sorprendente unanimidad - coincidían en evitar que se diese este lamentable espectáculo.
Cabreados, amargados, antipáticos, maleducados, chulos y sucios (de cuerpo y de alma), los adoradores de la momia - ya sea la de Lenin o la de Bakunin - han regresado al kilómetro cero para demostrarnos que su infelicidad personal y su incapacidad de canalizar la mala leche hacia algo constructivo, tiene que ser compartida por el resto de los españoles.
Porque ellos (apenas un centenar de amargados) lo quieren así.
En Inglaterra habrían durado lo que un caramelo en la puerta de un colegio... pero eso es porque en Inglaterra - parece ser - hay una democracia real, no lo que disfrutamos en cleptolandia de los Pirineos.