Un pesimista es, según dicen, un optimista con experiencia.
Alrededor de la visión ceniza de la existencia, se han labrado toda suerte de máximas – generalmente acertadas – que podrían resumirse en la famosa frase: “si algo puede salir mal, saldrá mal”.
En el fondo este tipo de afirmaciones jocosas (“la tostada cae siempre por el lado de la mantequilla”) reflejan pálidamente - como los refranes - la sabiduría popular, fruto de la observación sistemática de las cosas...
Pero la observación, sin memoria, no produce fruto.
Es la memoria, lo escrito, lo vivido por otros, lo que hace que el hombre no parta siempre de cero a la hora de embarcarse en cualquier tipo de aventura.
Si siempre empezásemos de cero, estaríamos condenados a cometer una y otra vez los mismos errores... porque el hombre es como es, y hace ya muchos siglos que es así.
Conscientes de ello, nuestra izquierda dedica un esfuerzo enorme a la tarea de borrar nuestra memoria... porque sólo borrando nuestra memoria pueden someternos al mismo yugo que trataron de imponernos sus abuelos.
Conseguir una sociedad mentalmente infantil, cándida y crédula, es objetivo primordial de los aficionados a los experimentos sociales... porque si no se dispone de esos mimbres no se pueden hacer según que canastos.
Lo demás es simplemente una consecuencia.
Así, si aceptamos que nuestros hijos no conozcan su historia, o peor aún, le mostramos una historia manipulada, ¿Cabe mirar al futuro con optimismo?
No voy a negar a la Providencia su derecho a ejercer de tal y sobreponerse a nuestras torpezas, pero lo normal, si no has estudiado, es que suspendas el examen.
Nuestra clase política y su maquinaria propagandística ha tratado por todos los medios de envilecer la sociedad en que nos encontramos, de privarla de valores morales, de sustituir cualquier cosa que suene a cristianismo por sucedáneos paganos... defienden a las focas pero aceptan el aborto, la caridad es sustituida por la solidaridad, el patriotismo por nacionalismos paletos o - peor aún - por equipos de futbol, la religiosidad por cienciología, meditación, esoterismo o parapsicología... un batiburrillo de inconsistencia que produce espanto.
De ese modo consiguen que el personal opina hoy una cosa y mañana la contraria, e incluso las dos a la vez, en función de a quien se aplique el cuento... las cárceles de Cuba están bien y las de Estados Unidos mal, aun cuando los derechos del reo, en Cuba, son sencillamente inexistentes.
Mientras tanto se canaliza el odio hacia nosotros y hacia lo que representamos... quizá pierdan las izquierdas las elecciones, pero desde luego, con este PP, nunca las ganará la derecha. Ver al PP andarse con pies de plomo cuando debería estar dando saltos de carnero, es decepcionante... y mueve al pesimismo, porque te deja la sensación de que mientras la clase política no evolucione, no saldremos del pozo.
Con esta “generación ni-ni” (ni estudia, ni trabaja) que crisis puede acometerse con posibilidades de éxito... no se dan – en los españoles - las condiciones para salir a flote.
Así que vayan preparándose para un largo invierno (independientemente de lo que digan los valores macro-económicos), y formen a sus hijos, porque si no lo hacen ustedes, no lo hará nadie.
Alrededor de la visión ceniza de la existencia, se han labrado toda suerte de máximas – generalmente acertadas – que podrían resumirse en la famosa frase: “si algo puede salir mal, saldrá mal”.
En el fondo este tipo de afirmaciones jocosas (“la tostada cae siempre por el lado de la mantequilla”) reflejan pálidamente - como los refranes - la sabiduría popular, fruto de la observación sistemática de las cosas...
Pero la observación, sin memoria, no produce fruto.
Es la memoria, lo escrito, lo vivido por otros, lo que hace que el hombre no parta siempre de cero a la hora de embarcarse en cualquier tipo de aventura.
Si siempre empezásemos de cero, estaríamos condenados a cometer una y otra vez los mismos errores... porque el hombre es como es, y hace ya muchos siglos que es así.
Conscientes de ello, nuestra izquierda dedica un esfuerzo enorme a la tarea de borrar nuestra memoria... porque sólo borrando nuestra memoria pueden someternos al mismo yugo que trataron de imponernos sus abuelos.
Conseguir una sociedad mentalmente infantil, cándida y crédula, es objetivo primordial de los aficionados a los experimentos sociales... porque si no se dispone de esos mimbres no se pueden hacer según que canastos.
Lo demás es simplemente una consecuencia.
Así, si aceptamos que nuestros hijos no conozcan su historia, o peor aún, le mostramos una historia manipulada, ¿Cabe mirar al futuro con optimismo?
No voy a negar a la Providencia su derecho a ejercer de tal y sobreponerse a nuestras torpezas, pero lo normal, si no has estudiado, es que suspendas el examen.
Nuestra clase política y su maquinaria propagandística ha tratado por todos los medios de envilecer la sociedad en que nos encontramos, de privarla de valores morales, de sustituir cualquier cosa que suene a cristianismo por sucedáneos paganos... defienden a las focas pero aceptan el aborto, la caridad es sustituida por la solidaridad, el patriotismo por nacionalismos paletos o - peor aún - por equipos de futbol, la religiosidad por cienciología, meditación, esoterismo o parapsicología... un batiburrillo de inconsistencia que produce espanto.
De ese modo consiguen que el personal opina hoy una cosa y mañana la contraria, e incluso las dos a la vez, en función de a quien se aplique el cuento... las cárceles de Cuba están bien y las de Estados Unidos mal, aun cuando los derechos del reo, en Cuba, son sencillamente inexistentes.
Mientras tanto se canaliza el odio hacia nosotros y hacia lo que representamos... quizá pierdan las izquierdas las elecciones, pero desde luego, con este PP, nunca las ganará la derecha. Ver al PP andarse con pies de plomo cuando debería estar dando saltos de carnero, es decepcionante... y mueve al pesimismo, porque te deja la sensación de que mientras la clase política no evolucione, no saldremos del pozo.
Con esta “generación ni-ni” (ni estudia, ni trabaja) que crisis puede acometerse con posibilidades de éxito... no se dan – en los españoles - las condiciones para salir a flote.
Así que vayan preparándose para un largo invierno (independientemente de lo que digan los valores macro-económicos), y formen a sus hijos, porque si no lo hacen ustedes, no lo hará nadie.