Usted y yo ya lo sabíamos, pero ayer, durante la atropellada sesión de investidura, quedó claro que el PSOE se ha convertido en la palanca de transmisión de los enemigos de España.
Me gustó mucho la intervención de Casado, creo que Abascal estuvo bien aunque le tiró dos o tres pildoretazos a PP y Cs cuando - en mi opinión - no era el momento... y no es que le faltase razón, es que la artillería había que centrarla en otro objetivo.
Especial mención al ejemplo de honorabilidad de Ana Oramas (Coalición Canaria) que se atrevió a romper la disciplina de voto de su partido en beneficio de todos los españoles. Desde aquí aplaudo este ejercicio de dignidad que brilla con luz propia en la masa gris de políticos sin coraje ni vergüenza que cubre de carne fofa los sillones del Congreso.
Me entusiasmó la intervención de Gabriel Rufian.
Fue - con mucho - el mas claro y coherente del bloque de los dinamiteros... y dijo cosas que demuestran que el PSOE - a día de hoy y con ciento veinte diputados - es el mamporrero de los 22 delincuentes electos del cáncer separatista.
Dijo Rufián que este gobierno existiría sólo si a ERC le daba la gana, cosa que hoy ha reiterado Bildu para dejar claro quien manda en el PSOE.
Ví a un Pedro Sánchez con el discurso escrito, genuflexo ante la escoria y dispuesto a cualquier indignidad para permanecer en el poder.
Leía sin parar, hablaba de cosas que no venían a cuento, y no contestaba a sus interlocutores... nada que no pudiésemos esperar de él.
Ví a un Pablo Iglesias hablando claro y poniendo sobre la mesa las intenciones de este gobierno: amordazar a la prensa discrepante y perseguir a los jueces desafectos... romper España y machacar despiadadamente a la derecha.
El espectáculo fue impresionante.
Y dejó claro que de salir este gobierno, se van a dedicar a retorcer la ley que - como dijo anteayer Ábalos - no puede ser un "corsé" para la política.
Vamos, que el partido traidor con los narco-comunistas y los filoterroristas de la periferiferia, no va a atenerse a la ley para hacer su "política".
Y yo no sé si todo esto que está pasando es bueno o malo.
Me consta que en la militancia del PSOE no se puede encontrar a alguien con un ápice de dignidad o vergüenza... pero espero que entre sus votantes si.
Pedro Sánchez lleva el camino de Hollande en Francia: hacer que el socialismo desaparezca del panorama político... y si eso sucede, yo me alegraré, porque para dedicarse a apoyar a cualquiera que pretenda romper nuestra Constitución y nuestra integridad territorial, ya están los de Podemos.
Y si algo quedó claro ayer es que el PSOE ya no puede formar parte de los partidos "constitucionalistas", apellido que debería acompañar a las siglas de todos los grupos políticos sin excepción... en un país serio.
Me agradó constatar que - a priori - hay un nutrido grupo de diputados dispuestos a judicializar la política... entendiendo por "judicializar" lo que en realidad significa: impedir que los políticos se salten la ley.
Porque la ley, en efecto, no puede ser un "corsé" para la política, tiene que ser un muro infranqueable.
Y todo el que trate de burlarla, debe ir a la cárcel.
Y ya está. Es así de simple.
Nos va a tocar salir a la calle y apoyar cualquier iniciativa (incluso económicamente) que ponga a estos delincuentes en potencia frente a la justicia.
Va a ser una maratón, así que vayan cogiendo fuerzas... si conseguimos superar este gobierno puede que las cosas se arreglen.
El otro camino - si no hacemos nada - ya lo tenemos escrito.