Como seguramente le pasará a usted, el panorama que se nos presenta en España me tiene completamente deprimido.
A calzón sacado, sin vergüenza alguna, ajenos a la mínima expresión de higiene política, el PSOE y sus sicarios de Unidas Podemos han empezado a ocupar a codazos las instituciones para, de esa manera, asegurarse la posibilidad de hacer cualquier barbaridad sin que nadie se oponga.
El nivelazo de los elegidos para ocupar los puestos va de radical de caverna a loco de atar… sobre todo en Unidas Podemos que es donde milita lo mas granado de nuestro manicomio.
El modelo usado en Televisión Española se está trasplantando a todos los centros de poder.
Y eso es bastante grave, pero – a medio plazo – no es lo peor.
Lo peor lo veremos cuando la derecha alcance el poder y se niegue – pudorosamente - a hacer lo propio.
La primera legislatura de Rajoy fue muy tímida a la hora de hacer limpieza entre los afectos a Zapatero.
Tardó meses en ir cambiando, poco a poco, a los arribistas que Zapatero había ido poniendo en los diferentes puestos y, aún en su segunda legislatura, conservó a unos cuantos.
La cosa fue de tal manera, que en no pocas ocasiones llegué a quejarme en esta bitácora de que daba la sensación que para la cúpula del PP, daba igual la ideología de los candidatos a los distintos cargos.
PP y PSOE, a estos efectos, tenían diputados intercambiables.
De hecho, siempre he defendido que una Soraya Sáenz de Santamaría o una Celia Villalobos, daban más un perfil de progre del PSOE que de conservador del PP.
Ahora que los intercambiables son los del PSOE y los de Unidas Podemos (al echarse definitivamente al monte el partido de todos los traidores) y que el espectro político entero - con alguna excepción pugna por ponerse a la cabeza del feminismo, la ideología de genero, la fragmentación de España (sólo matizada por la cantidad de poder a descentralizar), el ecologismo radical, etc... no podemos esperar nada que no sea una purga stalinista con el silencio cómplice de los que – en teoría – deberían evitarla.
Especialmente preocupante es el asalto al poder legislativo.
Poner a una de las “ex” de Garzón (según dicen), al frente de la Fiscalía es una declaración de guerra a la independencia judicial.
Sabemos, además, que se hace cargo de su puesto con ordenes concretas... y ya se pueden imaginar que tienen que ver con la “desjudicialización” de la política en Cataluña.
Vamos a tener que comprarnos un protector dental (de esos que usan los boxeadores) para que no se nos rompan los dientes de tanto apretarlos.
Mantengo, no obstante, que este ejecutivo tan numeroso va a ser terriblemente ineficiente para cualquier otra cosa que no sea llenarse los bolsillos y colocar parientes, novios, conyuges y amigos.
Y me baso en dos evidencias: la primera es que cuando no se sabe hacer la “o” con un canuto, escribir sin cometer faltas de ortografía, y todo tu bagaje intelectual es hacer “escraches” y fumar porros, legislar es complicado; y la segunda es que en una asociación de maleantes, con el padre de todos los traidores al frente, lo normal es que se dediquen a apuñalarse por la espalda los unos a los otros.
Se une a lo descrito una competición desmedida de egos entre el presidente y el vicepresidente del insomnio y una irracional necesidad de notoriedad en una buena parte de los incompetentes que forman el desproporcionado consejo de ministros.
La radicalidad de algunos de ellos dará tardes de gloria a las peleas ministeriales.
Pagaremos un precio de ruina.
Pero no se disgusten, eso nos pasará por voluntad de nuestros conciudadanos… ellos también lo pagarán y, por lo menos, usted y yo tendremos la tranquilidad de no haber hecho el idiota con nuestro voto.
Con un poco de suerte, sólo nos empobrecerán.
Si no nos tocan lo demás, saldremos adelante, ¿no lo hemos hecho siempre?.