Tras muchos años y muchos, muchos millones de euros, el sueño separatista sigue siendo la pesadilla que se da de bruces con la realidad.
La capacidad de convocatoria de los nazis de la estelada va perdiendo fuelle... y basta con que un valiente se suba a un balcón con un aparato de música y el Himno Nacional para que el aquelarre quede reducido a esta anécdota.
Los cuervos que con tanto mimo cría Torra, han intentado ayer asaltar el parlamento catalán, tirando adoquines y bengalas sin que - hasta ahora - se hayan producido detenciones... también es cierto que las noticias que tenemos es que eran un centenar de orangutanes, nada que una buena carga policial no pueda reconducir al zoologico.
A los que pusieron el Himno de todos los españoles durante la celebración de la derrota austracista les va a caer la del pulpo, no lo duden.
Porque Cataluña es ese lugar de España en el que se puede pitar al Himno Nacional, quemar retratos del Rey de España y amenazar de muerte a los representantes de los partidos políticos que no comulgan con el nazismo separatista, al amparo - siempre - de la Libertad de Expresión... libertad que no ampara, por lo visto, al que pone el Himno de España.
Barcelona es ese lugar en el que los manteros campan a sus anchas, los MENAS marroquíes se dedican a robar (generalmente con violencia) a los turistas y a violar en manada a las jovencitas sin que se vea reacción alguna... reacción como la que pudimos presenciar contra los que pusieron el Himno Nacional a quienes les cortaron la luz de la habitación y expulsaron del hotel (de la cadena NH, por si quiere usted elegir un hotel en Barcelona donde se respeten las libertades civiles).
La movilización de cientos (sic) de autobuses, pagados con nuestros impuestos, no consiguió el efecto deseado.
Las imágenes aéreas de TV3 mostraban una concentración de gente muy por debajo de lo esperado... con enormes claros en la manifestación que, tirando por lo alto, no llegaría al medio millón de personas.
Y no digo yo que medio millón de personas no sean muchas, pero frente a seis millones de catalanes y cincuenta millones de españoles, no parecen gran cosa... aunque tengan literalmente secuestrada a Cataluña.
Tienen el dinero, la educación, los medios de comunicación, la policía... llevan cuarenta años dando la matraca y sólo han conseguido movilizar a medio millón de paletos.
Y esa es la verdad.
Esa su autoridad.
Ese su apoyo y legitimidad.
Pero aunque fuesen seis millones, no pueden hacerse con una parte de España sin contar con los demás españoles.
Siempre serán minoría.
A ver si se enteran Pedro y Pablo y dejan de tratarlos como a iguales... porque no lo son.
Hasta Santiago Abascal tiene mas respaldo que Torra.
Son una enorme caterva de cansinos.
Y no tienen razón.
Sólo un inmenso e incomprensible odio que ya ha convertido Cataluña en territorio Comanche.