Que dice el Sr. Borrell que a los golpistas catalanes hay que soltarlos... porque hay otras maneras de tenerlos controlados.
El Sr. Borrell es el paradigma de burgués catalán que se mueve como pez en el agua en la indefinición. Es un maestro en eso de jugar "a la puta y a la Ramoneta", expresión popular de mi infancia que se aplicaba a los que como la madrileña iglesia de San Sebastián, tienen dos caras.
Durante mi infancia y mi juventud he conocido a innumerables señores Borrell... personas mas o menos instruidas (algunas bastante instruidas) que vivían inmersas en un estado de confortable amoralidad política.
Los que son como el Sr. Borrell se guían unicamente por su instinto de supervivencia... instinto que - dicho sea de paso - tienen desarrollado hasta extremos inconcebibles.
Ajenos a cualquier intención de sacrificio personal, se arriman de forma automática al sol que más calienta, flotando en el limbo de la corrección política y la ausencia de cimientos ideológicos.
De hecho, no se les puede acusar de pertenecer a un grupo ideológico concreto porque, simplemente, carecen de ideología.
Pronto hará un año que se produjo aquella espectacular manifestación que llenó de banderas españolas la ciudad condal... entre los oradores que recibieron en la Vía Layetana a los manifestantes estaban Vargas Llosa y el Sr. Borrell.
Comenté entonces a mis allegados que yo no habría elegido al Sr. Borrel como orador, entre otras cosas porque siempre he sostenido que es de los que sólo se representa a si mismo... pero a todo el mundo le pareció bien, porque era catalán, socialista, moderado... reunía - a fin de cuentas - las mejores condiciones para evitar que los de siempre dijesen (como dijeron) que aquello era una manifestación de fachas.
El Sr. Borrell salió a la palestra, dijo no se que tontería de un amigo en la luna que tenía un telescopio (a veces las metáforas no resultan del todo afortunadas) y expresó ese mensaje simplón que tanto gusta al respetable.
Claro que Vargas Llosa se descolgó con lo de "aquella Barcelona cosmopolita y moderna" que él conoció en su juventud, obviando que su juventud transcurrió (al igual que su viaje y estancia en Barcelona) en pleno franquismo... coincidiendo con la adolescencia del abajo firmante.
No fueron discursos memorables, pero no estuvieron del todo mal... aunque yo - si les soy sincero - hubiese pedido un puntito mas de patriotismo del bueno... unas peras que, a todas luces, no puede pedirse a determinados olmos.
No ha pasado ni un año y al Sr. Borrell ya no le reconocemos.
Para ser justos, ha habido un hecho a considerar en esta rápida evolución: que lo ha nombrado ministro el marido de la señora Gómez... y eso pesa lo suyo.
La clase política española en general (salvo honrosas excepciones) y la catalana en particular, hacen gala de una relatividad ideológica abrumadora.
No creen en nada ni en nadie, su comportamiento depende - unicamente - de las circunstancias o las encuestas.
En Cataluña, los señores Borrell de la vida son casi la totalidad de
la burguesía tradicional y una importante porción de la nobleza... no se
dejen engañar.
Los señores Borrell de la vida son los que han facilitado que estemos como estamos.
Son los que han hecho creer a montones de "constitucionalistas" que en esta lucha están junto a la ley, que no son "extremistas" (vulgo fachas), que tienen "seny" (sentido común)... pero no obedecen a otra ley que su propia conveniencia y la "seny" la usan solo para mantenerse a flote.
Yo los cononozco bien.
Como los canallas profesionales, saben decirle a cada uno lo que quiere oir...
Si se cruza usted con uno, hágase el loco y vigile su cartera.
Y sobre todo, no diga que no se lo advertí.