Ha muerto Gregorio Peces Barba.
En el santoral laico de la progresía, este pollo ocupa sin duda un lugar destacado.
Yo asistí hace bastantes años a una conferencia suya sobre la génesis de esta basura de constitución que padecemos (de la que él es considerado uno de los “padres”), y recuerdo haber salido del salón de actos con el convencimiento de que era un ambicioso encantador de serpientes...
Luego constaté – cuando el inútil mas grande que ha parido la política española lo nombró “alto comisionado” - que además de ser un cínico, estaba dotado de una singular mala leche.
No me cabe duda de su pertenencia a la masonería... de hecho, uno de mis jefes que tenía un trato mas personal con él, me confesó una vez que Gregorio le había estado sondeando acerca de la posibilidad de introducirlo en la secta. Entonces me dijo mi ex-jefe que su respuesta había sido negativa, pero a juzgar por el éxito de su carrera, pongo hoy en día esa negativa en tela de juicio.
El trato que dispensó a las víctimas del terrorismo y las declaraciones que publicaba acerca de los católicos en los últimos años de su vida "activa", le granjeó – además – mi más profunda antipatía.
Leer la sarta de edulcoradas estupideces que sobre este siniestro personaje se han escrito en las últimas horas me reafirma en el convencimiento de que nos hemos librado (por mor de la naturaleza) de un bicho de cuidado.
¡Ah!, y que descanse en paz...