Cuando Phil Zimmermann desarrolló PGP (Pretty Good Privacy, algo así como "privacidad bastante buena") buscaba crear un sistema de comunicación cifrado que resolviese los tres grandes problemas de la mensajería, a saber: que el mensaje no pueda ser alterado por el camino entre el emisor y el receptor, que se pueda tener la certeza de que el que manda el mensaje es efectivamente quien dice ser y que nadie mas que el destinatario pueda leerlo si este mensaje es interceptado.
No sin graves problemas logró hacer públicos los algoritmos para que pudieran desarrollarse aplicaciones que usasen este sistema de forma libre y, poco a poco, se ha ido convirtiendo en un estándar de cifrado para las aplicaciones de mensajería.
Inmediatamente el uso de estos sistemas criptográficos se popularizó entre tirios y troyanos, entendiendo por tirios a los que querían usar un sistema de comunicación segura para sus negocios y por troyanos a los que querían usar un sistema de comunicación segura para sus negocios sucios, es decir, los delincuentes de toda la vida.
Cuando Telegram - la aplicación de mensajería instantanea - nació para enfrentarse a la laxitud con la que WhatsApp trataba los datos de sus usuarios, se popularizó entre las personas que por una razón u otra no deseaban ser fiscalizados... entre ellos grupos terroristas como el ISIS o movimientos conservadores americanos que veían como se censuraban sus contenidos en las redes sociales mas comunes.
A día de hoy todavía se sigue echando en cara a Telegram que los delincuentes usasen su programa para comunicarse... como si la pistola fuese el problema en vez de la persona que la empuña.
Y aquí entramos en el problema de fondo.
Hay redes sociales monitorizadas en las que por acción de lobbies o por sistemas de filtrado de contenido, lo que ponga un usuario puede ser censurado o calificado como "fake new", sea o nó tal cosa.
El canal de youtube "Estado de Alarma", que nació durante la pandemia para dar voz a los periodistas purgados por el monopolio informativo de la izquierda española, ha sido cerrado en siete ocasiones por razón de sus contenidos que, normalmente, se limitan a darle cera a este gobierno de indocumentados y poner en duda la "verdad oficial" que construyen los encargados de definir la realidad a su antojo.
A Trump le han clausurado su cuenta de Twitter por las razones que sean, pero Maduro sigue disfrutando de ella... ¿Vén de lo que estoy hablando?
La intervención de los lobbies en la comunicación entre personas, su censura de contenidos (interesada y no exenta de ideología) y el apoyo que los directores de estas redes sociales dan a intereses concretos, es lo que está produciendo que la gente "normal" empiece a preocuparse por el nivel de manipulación que puede estar sufriendo.
Hay pues varios aspectos a tratar.
Por una parte está el hecho de que intervenir en el contenido de una red social es un atentado al derecho de privacidad y de libertad de expresión.
Si yo mando un artículo a un periódico diciendo barbaridades y me censuran, atentan contra mi libertad de expresión (mientras un juez no diga lo contrario) pero no contra mi privacidad, ya que estoy tratando de hacer público un contenido.
Si en un grupo de amigos pongo un comentario y se me censura, se atenta contra mi derecho a la libertad de expresión y contra mi privacidad... de tal modo que la única manera de que un comentario mio salga de un grupo es que lo filtre a la prensa otro miembro del grupo, y ahí entraríamos en la disquisición de si el que filtra el mensaje no estará cometiendo un delito por publicar el contenido de una conversación sin autorización.
Lo mismo sucede con los "metadatos" de las redes.
Salvo que lo aprobemos expresamente, nadie puede usar datos tales como nuestra lista de contactos, la posición de nuestro GPS, los grupos que formamos con nuestros contactos, las horas a las que respondemos los mensajes, etc... y eso es precisamente lo que hacen las aplicaciones de mensajería como WhatsApp, independientemente de que el contenido de los mensajes vaya o no cifrado.
Con esos datos sacan muchas conclusiones acerca de nuestros habitos y afinidades... y luego los venden a terceros. Ese es su negocio.
Por eso, a la hora de elegir una red social hay que tener en cuenta que algunas censuran el contenido y otras se centran en los metadatos.
Si valora usted su privacidad por encima de las satisfacciones o los servicios que le pueda aportar una red social debe elegir aplicaciones respetuosas con el contenido y los metadatos.
Quizá pueda encontrar un equilibrio sin necesidad de comportarse de forma paranoica.
Desde luego a mi no me van a ver ustedes en ninguna red social que censure su contenido y, desde hoy mismo me verán huyendo de las que - como WhatsApp - usan los metadatos (con mi autorización claro está) para perfilarme.
Sepan que WhatsApp - a partir del 8 de febrero - compartirá los metadatos que extrae con redes como Facebook que - junto con Google - son los mayores perfiladores que existen en el mundo de los datos.
Con WhatsApp analizando metadatos y Facebook analizando metadatos y contenidos... allá usted con su privacidad.
Y no me malinterpreten. Su privacidad es sólo suya, haga con ella lo que le plazca, yo sólo le explico lo que pasa.