Que en el país de los ciegos el tuerto es el rey, es algo que me parece incontestable.
Probablemente se deba a que en nuestro ADN está escrito que siempre vamos a elegir el mal menor cuando lo que tenemos delante no permite decantarse por algo bueno.
Quizá por eso, un ministro tan lamentable como Margarita Robles, tiene - incluso entre la derecha - tan buena prensa.
A su favor (y no por ello menos en su contra) está que entre la lamentable caterva de indocumentados que forma este gobierno y su constelación de asesores, es probablemente la que tiene mas formación académica. Formación de verdad, no lo que tiene Pedro Sánchez.
Y creo que ahí se termina todo lo que podemos decir en su favor...
Por lo demás, continuamente, está demostrando que es una socialista al uso, es decir, con todos y cada uno de los prejuicios que merman la capacidad intelectual de la izquierda española.
Recuerdo que me gustó que fuese el único ministro de este gobierno de zurupetos que se acercó al Palacio de Hielo a interesarse por esa morgue improvisada que tuvo que gestionar la UME.
Ví en la tele unos segundos en los que se rendía un homenaje a los muertos por la pandemia y aparecía ella entre dos militares escuchando "la muerte no es el final" y el himno de España.
Fueron unos segundos, porque la grabación completa muestra como a mitad del himno de España, consciente de que no va a salir más en la tele, se gira a sus acompañante, se despide y quita de en medio... indicando el respeto que siente hacia los símbolos por los que sus subordinados están dispuestos a verter la sangre.
En ese video me dí cuenta de lo que era la Robles... otra sectaria del montón.
Recientemente se ha permitido el lujo de afear que ciertos ciudadanos, en el uso de sus derechos civiles, ejerzan su libertad de expresión porque antaño sirvieron en el Ejército Español.
Para colmo, durante la Pascua Militar, visiblemente nerviosa, trató de afear la conducta (con expresiones insultantes) de aquellos que - insisto - en el uso de su derecho, expresáron sus preocupaciones y su lealtad a la Corona haciendo público un manifiesto.
Porque el odio atávico que la izquierda siente hacia lo que el Ejército representa, hace que no puedan entender que los militares, además de ser servidores públicos, son ciudadanos con los mismos derechos que el resto de los españoles.
Sucede que, durante el tiempo que están en activo, estos ciudadanos renuncian a su derecho de libertad de expresión por razón de neutralidad política y acceso a información sensible.
Pero en el momento que dejan de estar en activo, siempre que no revelen secretos a los que hayan tenido acceso por razón de su cargo, estos ciudadanos no se diferencian de un taxista o un ingeniero de minas.
El símil es completamente válido, pues a nadie se le pasa por la cabeza que un ingeniero de minas tenga que reprimir sus opiniones por razón de su titulación o trabajo.
Y ya que estamos en ello, me permitirán que manifieste mi estupor ante la neutralidad que se exige a un soldado y no se exige - por ejemplo - a un juez o magistrado en ejercicio.
No obstante, y volviendo al tema que nos ocupa, no terminan ahí las tonterías que pasan por la cabeza de esta minitro tan bien valorada.
La última estupidez que le he oído decir es que va a implantar una asignatura en la Academia General Militar que verse sobre "constitucionalidad"... como si en la AGM desde hace más de treinta años no se estudiase la Constitución Española.
Quizá sería mas conveniente que estas clases de Constitución Española, se las diese a sus socios de gobierno que - según parece - están por la labor de incumplirla siempre que les dá la gana, cosa que con los militares (fíjese usted) no sucede.
Pero en el país de los ciegos el tuerto es el rey.
Aunque el rey de ese país de ciegos sea una incompetente.