Juntar palabras de forma coherente no te convierte en escritor, del mismo modo que aventurar lo que sucederá la semana que viene no te hace adivino o sacar conclusiones sobre el comportamiento de tus vecinos, psicólogo.
Hasta no hace demasiado tiempo, para que la gente te leyese tenías que superar ciertos escollos.
Tenías que convencer a alguien para que editase tus libros, tus artículos o tus pensamientos... la otra opción era comprarte una "ciclostil" y hacer tus propios panfletos, pero eso limitaba mucho la difusión de tus ideas.
El que te editaba, generalmente, exigía que el autor de lo escrito tuviese un cierto nivel intelectual.
Las exigencias eran tan exóticas como por ejemplo, no torturar al lenguaje, escribir sin faltas de ortografía (algo que nuestros padres hacían con mas naturalidad que nuestros hijos), no lanzar injurias infundadas (recalco lo de infundadas), y hacer que lo escrito tuviese una coherencia, una estructura y huyese de del modelo "pongo lo primero que pasa por mi cabeza".
Con la democratización de las tecnologías de comunicación, eso ha desaparecido.
Hoy en día, todo analfabeto tiene la opción de escribir y que le lean... y si además recurre a la mamarrachada de forma sistemática, el numero de lectores puede alcanzar cotas incomprensibles.
Como sale barato, los "haters", término sajón que denomina al cainita de toda la vida, se ponen las botas de decir estupideces, levantar falsos testimonios, injuriar alegremente y lanzar bulos.
Y en eso estamos.
En las "redes sociales" se están planteando medidas de censura porque las "fake news" (vulgo mentiras) usadas por lo general como arma arrojadiza, tienen una difusión y credibilidad nunca vista antes.
Así los ataques al honor de las personas, realizados con total impunidad y frecuentemente con anonimato, se han convertido en un deporte que - mire usted que curioso - en este país de envidiosos y miserables que compartimos, tiene un sinfín de adeptos.
¿Dónde está el problema? Pues en la misma definición del término democratización.
Como la curva de gauss se materializa en toda sociedad de forma inexorable, el común de los componentes en todo grupo humano ronda la mediocridad palmo arriba, palmo abajo... primeras espadas hay poquitos y - afortunadamente - gente onerosamente despreciable también.
Sin embargo, en esta curva de gauss que nos está tocando sufrir, el problema es el desplazamiento de la media hacia la incultura, hacia el vacío intelectual.
Nuestra mediocridad es cada vez mas lamentable.
Es una conspiración, no me cabe duda... cuanto mas alejados del pensamiento racional, mas manipulables son los componentes de una sociedad.
La perversión del lenguaje es una clara prueba de ello.
Y eso sería poco si no fuese porque la migración del pensamiento al slogan es un hecho constatable en una parte enorme de nuestra sociedad.
Los animales tienen derechos (un torero es un "asesino").
Junqueras es un "preso político" (El también electo y delincuente González, no)
Votar (aunque sea la aniquilación de la raza humana) "es bueno".
Cagarse en los muertos del abajo firmante, ridiculizar sus creencias religiosas, abuchear al Rey de España o pitar el himno nacional es "libertad de expresión".
Asesinar a un nonato es un "avance social".
Decir que los niños tienen pene y las niñas vulva es "delito".
Cataluña fue un reino.
Decir "maricón" es "homofobia".
Cuando un hombre mata a su conyuge es "violencia de género" pero cuando es ella la que asesina a su marido no.
Y un largo etcétera de despropósitos que estará usted harto de escuchar.
Al desplazar el centro de gravedad del hombre hacia las tripas se consigue hacerlo reaccionar en base a sus instintos mas primarios. Dos patas malo, cuatro patas bueno.
Y eso se nos está notando un montón.
Las "redes sociales" se convierten así en depositarias de toda la inmundicia que sale de los debilitados cerebros de lo que ya podemos denominar la generación basura (hija de la generación perdida) que - si bien tiene una alta cualificación tecnológica - es incapaz de articular pensamiento original y, ni tan siquiera, sólido.
Abrir tu "muro" de "facebook" es - cada día más - una expresión de intimo masoquismo.
En cualquier noticia difundida por las redes sociales, autorizados comentaristas vierten - en su legítimo derecho a hacer pública su estupidez y su vileza - toda suerte de memeces... y lo hacen machacando el diccionario y la ortografía...
Comunicación democrática.
Un nuevo logro de este asombroso siglo que nos llevará a Marte dejando a Sócrates por el camino.