Mi intención de voto no ha cambiado en los últimos treinta años.
Siempre he tenido intención de votar a un partido que represente mi forma de pensar, que lleve mi voz al parlamento y que legisle para lo que yo considero “el bien común”.
No necesito que el programa electoral del partido al que voto recoja todas y cada una de mis inquietudes… me conformo con que aquellos que me van a representar coincidan conmigo en lo básico.
Y – desde luego – pido honestidad.
En ocasiones , tal es el caso que hoy me ocupa, el partido en quien deposito mi confianza, a quien doy mi voto, me engaña… consigue mi apoyo prometiendo cosas que después no cumple.
No se equivoquen, soy de los que acepta ser engañado, pues a lo largo de mi vida me han engañado muchas veces y supongo que todavía van a engañarme algunas más, la ingenuidad forma parte de mi naturaleza.
Sin embargo – como no soy tonto del todo – aquella persona que me engaña una vez, en muy pocas ocasiones tiene oportunidad de repetir el engaño.
La primera vez me engaña, la segunda sólo me miente.
Mariano Rajoy Brey me ha engañado. Su partido me ha engañado incumpliendo una tras otra las promesas que me hizo cuando aspiraba a obtener mi apoyo… por lo tanto, (punto numero uno) Mariano Rajoy Brey y su cohorte de palmeros ya no me representan.
A día de hoy, ese PP que me ha engañado ayer y me miente hoy, manda a sus partidarios a decirme que le tengo que votar “por el bien de España”, que si no lo hago, vendrá el lobo y se comerá los corderitos, que si no les voto estaré “tirando mi voto a la basura”, que no tengo otra salida que darle mi apoyo a Mariano.
Lo que sucede es que si hay algo que tengo claro con respecto a esta monserga de la “representación”, es (punto numero dos) que si no voto a alguien “que me represente”, jamás me voy a ver representado.
Por lo tanto (punto numero tres) votar a un partido minoritario con cuyo programa me identifico mas o menos, no es “tirar mi voto a la basura”, es darle a alguien la oportunidad de ejercer esta representación.
Y en cuanto a que el lobo va a venir a por los corderitos, lo doy por hecho.
El lobo está ahí, ha estado siempre ahí y seguirá estando ahí cuando no nos queden corderitos que guardar… no me asusta el lobo, me preocupa el pastor.
Porque para que el lobo no se acerque a los corderitos hay que tener un pastor dispuesto a hacerle frente, a pararle los pies, a darle un escarmiento…
¿Da Mariano el perfil de pastor enérgico dispuesto a defender nuestros corderitos con su todavía apabullante mayoría absoluta?... yo creo que no (y a las pruebas me remito).
Por eso, señores del PP y allegados bienintencionados, no voy a votar ni “con la pinza en la nariz” la implantación un modelo de sociedad que aborrezco, en manos de una gente de la que no me fío.
¿Eso es “tirar mi voto a la basura”?... pues sea.