Nívea y fragante como el lirio,
como recuerdo fugaz de amor primero,
asiendo tenaz la palma del martirio,
te contempla con dolor el artillero.
Saben de ti cuando en su pecho toca
el bramido feroz de los cañones,
trémula su voz tu amparo invoca
y calienta tu amor sus corazones
Hoy de nuevo te pido, virgen pura,
que mantengas mi pulso sosegado
y consuele tu presencia mi amargura
Pues presiento que este campo desolado
donde antaño brillaba tu hermosura,
va a exigir mi palabra de soldado.