A priori, una asociación dedicada a defender los derechos de autor es algo razonable.
En un país en el que la asociación es un derecho, que los autores se asocien no se sale de lo normal.
Lo que ya no me parece razonable es que se dedique a cobrar impuestos (a través del “canon” sobre los medios de almacenamiento de datos) y a personarse en las representaciones teatrales de los colegios o en las bodas a trincar “la mordida”.
Si a esto sumamos esa actitud de “como no pagues te cierro el chiringuito” de la que sus agentes hacen gala… pues que quieren que les diga.
Lo de los colegios no es broma. Mi mujer asistió – el año pasado - a una representación de un taller de teatro infantil del colegio público en el que estudiaron mis hijos, en el que se cobrara un par de simbólicos euros al público asistente, por aquello de costear el maquillaje de los actores y el papel de estraza de los decorados, y la recaudación completa (alrededor de noventa euros) se la llevó un empleado de la SGAE. Ni que decir tiene que el taller de teatro, en ese mismo acto, murió como actividad escolar.
Otro ejemplo que recuerdo es la que le montaron a un peluquero porque tenía la radio puesta en su barbería, a los que quería representar “Fuenteovejuna” en Fuenteovejuna, al bar que ponía música ambiental, a los chavales que “pinchan” en las fiestas de cumpleaños… un despropósito tras otro.
El sistema del canon digital es macabro… implanta en la sociedad la presunción de culpabilidad, pues te cobran por la posibilidad de que copies ilegalmente contenidos protegidos por derechos de autor. Es como si la Asociación Nacional del Rifle cobrase un canon en cada lata de cerveza por si al usuario se le ocurriese usarla como diana.
Y la pregunta del millón: ¿Le paga algo la SGAE a Marc Knopfler por las copias ilegales que hay en España de “Sailing to Philadelphia”?... porque yo de la música de Victor Manuel, Ana Belén o Ramoncín no hago copias ni legales ni ilegales (no por nada, simplemente no me gusta su música), pero si me tientan con el “Unplugged” de Eric Clapton no sabría que decirles…
Al final Teddy y sus ratas – con la ayuda del PSOE y la indiferencia del PP – se han dedicado a crear un flujo de dinero que partía de nuestros bolsillos con destino a los suyos…
¿Devolverán lo robado?
¿Apostamos algo?