Un hombre mayor, de pelo cano aunque abundante, de aspecto pulcro, convenientemente enchaquetado y con bastante gusto a la hora de elegir las corbatas, ha salido por la tele diciendo que contener el gasto no era una solución, que no quedaba más remedio que subir los impuestos.
Yo, que no entiendo de economía y así lo manifiesto siempre que me preguntan al respecto, no sé si contener el gasto es bueno o es malo ni si subir los impuestos conviene o no… pero al margen de las estrategias económicas, creo que despilfarrar no es bueno.
Además, contener el gasto, cuando el gasto es absurdo, es – cuando menos – una muestra de respeto por el contribuyente.
El problema no es gastar para reanimar el consumo; el problema es mantener diecisiete bañeras llenas de pirañas (léase autonomías), tres vicepresidencias, ministerios cantinflescos (el de “igualdad”, el de “vivienda”…) asesores hasta para hacer las quinielas, flotas de coches oficiales…
Este gobierno ha aumentado estrepitosamente el gasto y lo ha hecho además con una enorme falta de respeto a nuestros bolsillos.
Ha dilapidado el erario en subvenciones, condonaciones de deuda, inversiones absurdas… distribuyendo lo que no es suyo (sino de todos) sin pensárselo dos veces y – ya que estamos – dedicándose con fruición a acumular inmerecidos emolumentos, escandalosos gastos de representación, abultadas dietas por viajes…
Y cuando el PP les dice que disuelvan ministerios, vicepresidencias y asesorías, la respuesta es contundente: ni hablar de la peluca.
La solución – para esta partida de mangantes – pasa por que me fastidie yo, usted y el obispo de Sigüenza… pero ellos, de estrecheces, “ni mijita”.
¡Que ganas tengo de perderlos de vista!
¿Usted no?
Yo, que no entiendo de economía y así lo manifiesto siempre que me preguntan al respecto, no sé si contener el gasto es bueno o es malo ni si subir los impuestos conviene o no… pero al margen de las estrategias económicas, creo que despilfarrar no es bueno.
Además, contener el gasto, cuando el gasto es absurdo, es – cuando menos – una muestra de respeto por el contribuyente.
El problema no es gastar para reanimar el consumo; el problema es mantener diecisiete bañeras llenas de pirañas (léase autonomías), tres vicepresidencias, ministerios cantinflescos (el de “igualdad”, el de “vivienda”…) asesores hasta para hacer las quinielas, flotas de coches oficiales…
Este gobierno ha aumentado estrepitosamente el gasto y lo ha hecho además con una enorme falta de respeto a nuestros bolsillos.
Ha dilapidado el erario en subvenciones, condonaciones de deuda, inversiones absurdas… distribuyendo lo que no es suyo (sino de todos) sin pensárselo dos veces y – ya que estamos – dedicándose con fruición a acumular inmerecidos emolumentos, escandalosos gastos de representación, abultadas dietas por viajes…
Y cuando el PP les dice que disuelvan ministerios, vicepresidencias y asesorías, la respuesta es contundente: ni hablar de la peluca.
La solución – para esta partida de mangantes – pasa por que me fastidie yo, usted y el obispo de Sigüenza… pero ellos, de estrecheces, “ni mijita”.
¡Que ganas tengo de perderlos de vista!
¿Usted no?