Hace poco leía un artículo – magnífico por cierto – en el que Carlos Esteban se lamentaba de no ser rojo... lo hacía comentando un artículo de una tal Maruja Torres, de profesión sus venenos, famosa por no ducharse con frecuencia para ahorrar agua.
Lo transcribo porque difícilmente voy a poder expresarlo con tanta claridad.
“Más de una vez en esta sección he expresado mi melancolía por no ser rojo. Es un dolor casi físico no poder sentir esa dicha de sentirme tan bueno, tan listo, tan puro, tan del lado de los ángeles.
A un rojo no se le piden detalles. ni que piense en las consecuencias no pretendidas, ni se le hace responsable de todo lo que salga horriblemente mal con sus recetas ni se arredra ante lo imposible.”
Estos párrafos, dignos de ser escritos en piedra, los suscribo con entusiasmo.
Porque la izquierda, en España, no es que haya perdido el norte... es que está para que la encierren en un frenopático.
Sólo así se explica que arremeta en “Madrit” contra el referéndum secesionista y lo apoye en Barcelona, que declare inadmisibles sus propios pactos con el PP en las vascongadas, que esté a la vez a favor y en contra de los recortes (votando una cosa y pregonando otra), que se moleste porque en Granada se celebra la expulsión de Boabdil el Chico, hecho histórico que da fin a la Reconquista (esto último lo aclaro por si algún alumno de la LOGSE lo está leyendo) o que, con la que está cayendo en la Complutense (al borde de la quiebra) su rector, hijo de un famoso genocida, tenga como única preocupación cerrar las capillas del campus...
Yo no sé de donde sacan tantísimo descerebrado, pero me resulta más incomprensible que los onerosos rebuznos que emiten por esas boquitas de piñón, sean aplaudidos por la densa y consistente masa izquierdosa... con “El País” (ese periódico que no quiere que se investigue a los Pujol) al frente de las huestes (of course).
Y lo mejor de todo lo descrito, es que hagan lo que hagan, hoy blanco, mañana negro, siguen los progres dándonos lecciones e iluminando nuestras opacas mentes con su sabiduría, bondad y sentido de la justicia.
Siguen diciéndonos como debemos pensar, lo que debemos comer, lo que debemos decir, lo que es democrático y lo que no... y nos llaman la atención en público cuando cometemos alguna incorrección. La Libertad de Expresión tiene sus límites, y éstos dependen – básicamente - de lo que diga "El País" en cada momento.
El "Partido Segun-sopla-el-viento Opino Esto" (PSOE) se está cubriendo de gloria últimamente, pues para recuperar la pérdida de confianza que el españolito medio (a cuenta de los casi ocho años de gobierno del inútil mas grande que ha parido madre) tiene en su eficacia como gestor, se apunta a cualquier cosa que flote en el ambiente.
Y lo hace sin sopesar las consecuencias.
¿Porqué, se preguntará usted?
Yo se lo digo: porque son rojos y son buenos, listos, puros y están siempre, hagan lo que hagan, del lado de los ángeles.
Por eso, entre otras cosas, no tenemos arreglo.