viernes, 15 de abril de 2011

Autoestima

Siendo un adolescente presencié una escena de esas que el paso del tiempo no llega a borrar. Un amigo mió contó en mi presencia una anécdota en la que él era el protagonista. La anécdota aludía a algo sin importancia, pero lo que me dejó sorprendido es que el hecho narrado me había pasado a mí. Es decir, que narró lo que me había pasado a mí como si le hubiese pasado a él.
Aún careciendo de importancia el tema, me impactó que el narrador lo hizo con pleno convencimiento… realmente, mi amigo, creía haber tenido esa experiencia.
Esta fue la primera vez que me encontré con alguien capaz de creerse sus propias mentiras, pero no ha sido el único que he conocido.
Cierto es que tampoco he coincidido con muchos, pero en todos los que se acogían al paradigma expresado, encontré un componente de autoestima que siempre me ha resultado incomprensible.
Supongo que tener la capacidad de moldear la realidad a tu gusto, proporciona un entorno cálido y mullido en que desarrollar tu existencia… es algo así como echar un telón sobre el valle de lágrimas (un antidepresivo eficaz y contundente)... pero para tomarse esas pastillas, hay que ser de una determinada forma.
Cuando el autoengaño alcanza ciertas cotas, nos encontramos ante una patología que, mientras no produzca daños a terceros, no pasa de ser una rareza del hombre o mujer que la padece… pero cuando el interfecto, sumido en su locura, es capaz de tomar decisiones que afectan a sus no tan semejantes, la cosa cambia.
La autocomplacencia de Zapatero es, sin duda, muestra de esta patología.
Un individuo capaz de pifiarla una y otra vez, de hacer el ridículo en todos los foros en los que se asoma, de demostrar sistemáticamente una falta de cultura aterradora, de anteponer su necio sectarismo a las más elementales normas de convivencia social, de fracasar en su política (por llamarlo algo) antiterrorista, de ser incapaz de intervenir en la resolución de cualquier problema que le pongan por delante, de romper, en definitiva, todo lo que toca y seguir tan “contento de conocerse”, es – indudablemente – un orate.
Y yo no le pido que se ahorque, que es lo que haría un hombre cuerdo a la vista de su desolador fracaso, pero si le exijo – como damnificado de su estulticia - que, al menos, se quite de en medio.
Se que tal cosa no va a suceder porque en la realidad modificada el tonto es feliz… y los cuarenta ladrones de Alí-Babá, conscientes de lo efímero de su suerte, se encargarán de alimentar los delirios del incompetente hasta que se despeñe… por mantener su status y – seguramente – por evitar la cárcel que en un Estado de Derecho les esperaría a la vuelta de la esquina.
Y les confieso que estoy muy cansado…
Porque ¡manda huevos! (que diría Trillo) tener que bregar – en pleno siglo XXI – con Calígula y su caballo.

domingo, 10 de abril de 2011

De brechas y grietas

“La decisión del presidente del Gobierno de no presentarse a la reelección en 2012 ha dado un balón de oxígeno a los socialistas. Según una encuesta de Sigma Dos para El Mundo, el PP está 7,1 puntos por delante del PSOE en intención de voto, frente a los 16,5 de hace un mes.” [LD- 10/04/2011]

¿Porqué será que no me sorprende?
Es mas, yo tengo una segunda pregunta.
¿Va usted a votar a Mariano Rajoy?
Porque el cierre de la brecha se puede deber a la conjunción de dos cosas: que el peor presidente de la historia de la cleptocracia ha decidido no darnos más por la retambufa y que el sesteante Mariano está, como las manta raya, mimetizado con el suelo marino.
Dicho de otro modo, que esa parte de la izquierda que tragaba con las estupideces de los descerebrados de ZP por puro sectarismo, por pura militancia, puede haber recuperado la ilusión de ver a un progre con cabeza (si es que eso existe) al frente de España… y que una parte del votante tradicional de PP está, y me incluyo en ella, meditando la conveniencia de poner a Mariano Primero "el equidistante" en la Moncloa.
Porque en la legislatura pasada, cuando Mariano parecía de derechas, con sus matices y todo, era para mí una solución indiscutible al cáncer del PSOE… ahora tengo mis dudas.
Y de eso va esta divagación.
Porque como los peperos sigan en esa actitud de indefinición, en las elecciones generales van a constatar una cosa que yo doy por cierta: que van a ganar con una mayoría escuálida (si es que ganan).
¿La razón?, muy simple: que el votante tradicional de izquierdas irá a votar, y cuando lo haga, votará al PSOE. Y no nos engañemos, en esta sociedad de mamelucos, la izquierda de higadillo abunda como la peste a ajo (que diría la mujer de Beckham).
Don Mariano y sus equidistantes siguen pensando que si mantienen una actitud UCDera se llevarán de calle a los españoles, incluidos a los sociatas descontentos… y eso – a estas alturas de siglo - ya no es posible.
Lo que si se va a encontrar el PP es que una buena parte de su voto tradicional se va a quedar en casa, porque para votar a un tío que parece aspirar a reinplantar el Felipismo, no merece la pena levantarse del sillón.
Si Mariano no está dispuesto a meter a las Taifas en cintura, a deshacer el desaguisado de la memoria histérica, a poner a los aborteros en un aprieto, etc, etc, etc…
¿Porqué pide mi voto?, ¿Para que se vaya ZP?... si ya se ha ido.

sábado, 2 de abril de 2011

Negros nubarrones

A donde vamos yo no quiero ir.
Mi sueldo mengua, pero mis deudas son las mismas.
Cabría esperar de esta crisis que fuese igual para todos, pero no es así.
Yo cobro menos, pero mi hipoteca sigue siendo la misma (sino mayor).
Yo cobro menos, pero la electricidad, el gas, la gasolina, el agua, cuestan más.
Si yo gano menos ¿porqué pago mas?
¿La crisis es sólo para mí?
Los diecisiete gobiernos de España siguen cobrando como si estuviésemos en tiempos de vacas gordas. Siguen dilapidando mi dinero, manteniendo sus prebendas, sus chanchullos, sus auto-subvenciones…
Los incontables sopaboberos del cine, de las asociaciones de meritorios sodomitas, de los cuentistas de la “kultura”, la “igualdaz”, “el laizismo”, siguen ganando el pan sin dar un palo al agua…
Los funcionarios “a dedo” casi duplican a los de mérito… enchufados, chupasangres, inútiles de solemnidad ocupando puestos para los que no han opositado. Hijos de, cuñados de, sobrinos de… ladrones y sinvergüenzas que a golpe de BOE van a ver su vida resuelta sin merecer ni el aire que respiran.
Los Bancos que, siendo los responsables directos de esta crisis que sufrimos, no solo no tienen pérdidas sino que, además, obtienen "ayudas" de mis impuestos… ¿No les parece sospechoso que ese Botín (maldita sea su estirpe) quiera que siga ese Zapatero (ídem de lienzo) en el poder?
Y “esto” – no se confíen - lleva un camino muy malo.
Porque, sino espabilamos, “esto” va a acabar como el rosario de la aurora… cosa que suele suceder cuando al personal le falta el pan para llevarse a la boca.
Y a ello nos habrán llevado los socialdemócratas, los progres de libro, la numerosa colección de caínitas de miércoles que han decidido deshacer España porque “es moderno”… toda esa caterva de miserables – con nombres y apellidos - que han sido capaces de anteponer su asqueroso sectarismo y su ausencia de principios morales a las necesidades de los españoles. (Y esa derecha estúpida y bobina que, con tal de pisar moqueta, vende su alma al mejor postor)
Meto en este saco de responsables a todo nuestro gobierno y a esa escasa mitad de españoles que compensan su falta de neuronas y su exceso de babas con su desbordada bilis… porque los que sean capaces de votar a la PSOE – con la tenemos encima - no serán “tontos de los cojones”, que diría ese héroe de la memocracia, serán – simplemente - “malos de los cojones”, chusma zafia que prefiere ver el barco hundido antes que en manos capaces de llevarlo a buen puerto.
¿Me estoy pasando?... quizás, pero a las pruebas me remito. Ocho años de peste del PSOE han bastado para hundirnos en la más cutre de las miserias… y la culpa – por esta vez - no es de Franco ni de Rouco Varela.
Hay responsables… y tienen nombre y apellidos, y ustedes en su fuero interno, medio y externo, saben de quienes estoy hablando, aunque prefieran hacerse los suecos.
Y lo mas gracioso de todo ésto es que luego, cosas de la vida, cuando reviente el forúnculo infectado, la culpa será mía… de quien se levanta a diario a las seis y media de la mañana, paga sus impuestos, sus multas de tráfico (multiplicadas por cuatro desde que los cerdos de Orwell se hicieron con el poder) y soporta el acoso despiadado de esta sociedad de políticos corruptos contra su pueblo… la sufrida clase media.
¿Democracia?, ¿Gobierno del Pueblo y para el Pueblo?... déjenme que me ría a carcajadas.
Porque, aparte de la risa, no me están dejando nada mas.

Nuestro infierno

Dos amigos, un alemán y un español, se encuentran dando un paseo por el infierno.
Tras los correspondientes abrazos y frases de cortesía, uno le pregunta al otro: ¿qué tal es el infierno alemán?... el teutón explica que el infierno alemán es un lugar donde durante ocho horas al día, los condenados son colgados por los pulgares a metro y medio del suelo y un operario con una escalera, un cubo lleno de excrementos y una brocha, va untando a los infelices hasta que están completamente rebozados en detritus… cuando el cubo se vacía, desaparece unos minutos y regresa con el cubo lleno para repetir la operación una y otra vez…
Y el infierno español, ¿cómo es?, pregunta el alemán.
Pues mas o menos igual – responde el interpelado – sólo que en el infierno español, cuando hay escalera y brocha no hay cubo, cuando hay cubo y brocha no hay escalera, un par de veces por semana se quedan sin excrementos y las bajas laborales de los operarios son continuas.

El chiste habla de la forma de ser de los españoles como sociedad.
Alimenta un tópico que - como todos los tópicos - no deja de tener un fondo de realidad.
La falta de organización, el individualismo feroz e irracional que nos engalana y la aversión al trabajo, hace de los españoles un pueblo muy poco preparado para afrontar una crisis económica.
Si a eso unimos la envidia (causa, o tal vez efecto de nuestra forma de ser) el resultado es nuestra “joven democracia”.
En esta joven democracia, cuando un político es pillado en falta, no hay dimisión.
Si lo que comete es un delito, no hay cárcel.
Si hay dimisión y cárcel por un robo, no devuelve el dinero.
Y de sus actos, los funcionarios públicos, no dan cuentas… usando la maquinaria del poder contra el pueblo que los ha elegido.
Rubalcaba, el encarcelable, responde a los periodistas con chulerías durante ese acto en el que se supone que – como portavoz del gobierno – debería dar explicaciones de los actos del gobierno al pueblo que dice servir.
Zapatero, el traidor, ese que pactaba con ETA al tiempo que firmaba pactos antiterroristas con el PP, está desaparecido de la vida política… no del ejercicio del poder, pero sí de sus responsabilidades.
Las multisueldos por paridad, la Leire (que no ha dejado la poltrona) y la Pajín (que sigue amenizando nuestra vida con sus ocurrencias de Tancredo) sólo se suben a la palestra para eructar alguna estupidez que – además – nos costará (seguro) un dineral.
Del ministro de industria, lo más parecido a un comercial de Iberdrola que conozco, sólo abre la boca para subirnos la luz, el gas y los combustibles.
La Sinde nos revienta el ocio en beneficio de su camarilla de subvencionados y de los choricetes de la SGAE.
Gabilondo soporta la deseducación anticristiana (algo que no está nada mal para un exseminarista) permitiendo que rectores como “Berzotas” usen las universidades para materializar sus paranoias de comecuras y quemaiglesias.
Chacón – la del “tots som Rubianes”, ese hideputa que se refería a mi Patria como la “puta España de los cojones” – cabrea a los militares con leyes injustas y bajadas de sueldo (del ridículo sueldo que perciben, dicho sea de paso)…
Por cierto, ¿qué ha sido de la ingrávida Salgado?... estaba en algo relacionado con economía ¿no?
La ministra de los mandatos de la ONU, conocida anteriormente por gestionar la millonaria crisis de la gripe inexistente, no termina de explicarnos porqué estamos metiendo las narices en una guerra que ni nos va, ni nos viene.
Y es posible que me deje algún ministro, pero, si es así, se debe a que no se me sus nombres ni les pongo cara, porque aparte de cobrar sueldos desproporcionados, no consta en ellos actividad alguna.
Porque aquí, en esta joven democracia, no hay decencia política, vergüenza torera, ni oposición alguna a esta partida de robaperas que – en el infierno alemán – ya habrían dimitido en masa.