Yo pensaba que la etapa de Zapatero, la peor de nuestra democracia, había pasado a la Historia, pero compruebo con estupor que no sólo ha regresado con "pedrito piscinas" sino que, además, vuelve con una fuerza arrolladora.
Cabe esperar de un gobernante que se dedique a gobernar.
El gobierno es básicamente una tarea administrativa.
Se trata (a grosso modo) de proporcionar a los ciudadanos el mejor servicio posible con la recaudación tributaria mas baja posible.
Al final, el buen gobierno se plasma en los servicios públicos, la sanidad, el transporte, las pensiones... todas esas cosas sin las cuales la vida del ciudadano de a pie se vuelve insoportable.
Porque el dinero "público", procedente de nuestros impuestos, no es "de nadie" como creen algunos deficientes mentales, es de los ciudadanos.
Los ciudadanos, en un alarde de solidaridad, aceptamos ceder parte de nuestro dinero para que el Gobierno lo administre en beneficio de todos.
A día de hoy, la quinta parte de nuestros emolumentos anuales los administra el gobierno a través de las retenciones... de los impuestos al consumo ni hablemos.
Y en un gobierno serio, este dinero se administra con respeto al ciudadano y en tareas que beneficien a todos.
Pero en España, cuando un ministro se hace con su cartera, se dedica a decir estupideces y a proponer medidas que no se bien como calificarlas... bueno, la verdad es que si se como calificarlas.
Ocurrencias tales como decir que el problema de las pensiones lo va a arreglar "la Banca" (esa ONG que tradicionalmente se dedica a la caridad), que hay que modificar el código penal para que si no hay una declaración expresa de consentimiento (por parte de la mujer) el acto sexual pueda considerarse delito, que hay que modificar la constitución para que diga "ciudadanos y ciudadanas" donde dice "ciudadanos" (el genérico que abarca a ambos términos), etc, etc, etc demuestra que estamos en manos de incapaces.
Margarita Robles, esa tía que no tenia tiempo para acudir a los funerales de los policías cuando - en los años de hierro - era su responsabilidad, ya ha manifestado su máxima preocupación en cuanto a Defensa Nacional: impedir que se celebren las Santas Patronas y que los militares aparezcan en las procesiones de Semana Santa...
Y a eso se dedican.
Y lo hacen tras haber asaltado el poder de forma torticera y con la "legitimidad" que les da ser el PSOE con menos diputados de su historia.
Han alcanzado el poder aliándose con los enemigos declarados de la democracia y de la Nación... y en unas pocas semanas ya han pagado parte de la deuda llevándonos de paso a un callejón en el que no debíamos haber entrado nunca.
Y no alberguen ustedes esperanza alguna, estos inútiles no se van a bajar de la poltrona hasta que los echen las urnas (y cuando eso suceda intentarán el golpecito de estado otra vez).
No son mas tontos y mas malos porque no entrenan.
O si...
miércoles, 11 de julio de 2018
lunes, 9 de julio de 2018
Porque la verdad no importa
No he nacido gay ni me he hecho gay por el camino... soy heterosexual convencido y nunca he tenido la menor duda acerca de mi orientación sexual.
Y creo que es una suerte, porque no me imagino el estupor, la sorpresa, el miedo a la propia aceptación, el dolor incluso que en muchos casos intuyo pueden haber sufrido los que en un momento de su vida han tenido que hacer frente a lo que claramente es un problema al que nunca he tenido que enfrentarme.
He conocido a varios homosexuales, algunos muy próximos (afectivamente hablando) a mi, y he pulsado alguna vez, timidamente y mas escuchando que hablando, con ellos este espinoso tema... espinoso por lo que tiene de asalto a la intimidad ajena o por la carga que de injerencia gratuita pudiera llevar, no por otra cosa.
Aunque dicen todos ellos haber aceptado su condición, no pocas veces reniegan del calvario personal que han tenido que pasar... y en alguna ocasión les he oido decir que no se lo desean a nadie.
Tienen, eso si, todos mis amigos homosexuales, un denominador común: lo llevan discretamente y con dignidad.
Lo llevan tan discretamente como llevo yo mi condición de heterosexual, sin alardes, sin alaracas, sin payasadas... y por ello se hacen acreedores de todo mi respeto.
Sin embargo, que le vamos a hacer, no despiertan en mi ese mismo sentimiento los homosexuales que se suben a una carroza para enseñarle el culo al respetable o se tapan las verguenzas con crucifijos (he visto fotos, no me lo estoy inventando) para manifestar su "desacuerdo" y reivindicar no se que carajo, ciscándose de paso en mis creencias mas íntimas...
Y viene esto a colación de que todos los años por estas fechas, tengo que acalarar mi postura ante lo que una vez fué el día del "orgullo gay" y ahora es la "semana del orgullo gay".
Para empezar, les diré que lo del "orgullo gay" me resulta incomprensible por innecesario, del mismo modo que no entendería un "orgullo hetero", "un orgullo bajito" o un "orgullo pelirrojo", pero que - además - dediquen una semana a celebrar la orientación sexual de una minoría, me parece un exceso.
Las actividades del "orgullo" tienen subvenciones municipales pese a que los faustos son celebrados por una parte relativamente pequeña de los madrileños y van dirigidos a un colectivo muy concreto... no son las fiestas de la Paloma o de San Isidro.
La ordenanza de ruidos no se aplica al colectivo esa semana... hasta el extremo de que los vecinos de Chueca y alguna que otra zona, si quieren dormir, por aquello de que al dia siguiente trabajan, se tienen que ir del barrio. En otros eventos se habilitan zonas a las afueras de la ciudad para respetar el descanso de los que no festejan, en este caso no puedes sustraerte a la "fiesta" porque se celebra en la puerta de tu casa.
Pero lo peor de todo esto es que los faustos del "orgullo" son, y nuevamente expreso mi opinión, una cadena inecesaria de manifestaciones de mal gusto y de ordinariez... y todos los años nos regalan escenas de excesos que a cualquier otro colectivo lo llevarían a pernoctar en los calabozos municipales.
Y hay algo mas... me parece que convertir la orientación sexual de estas personas en una astracanada, es hacerles un flaco favor a los homosexuales.
Por debajo de todo ello, como mar de fondo, se materializa la dictadura de los lobbys, que como organizaciones no son diferentes a otras asociaciones "sacapasta" que, bajo lemas mas o menos correctos, buscan vivir del cuento de las subvenciones... algo muy "progresista" dicho sea de paso.
Y dado que ya estoy rozando la línea de lo que estos cuentistas llaman homofobia, les confesaré que niego la mayor: no es cierto que una sociedad necesite leyes especificas para colectivos concretos y, por ello, es absurdo que se reivindiquen derechos excluyentes.
En una sociedad en la que por principio legal no se puede discriminar a una persona por su raza, sexo, religión o ideología, las leyes que defienden derechos "ad hoc" sobran.
Los derechos se deben aplicar al colectivo completo.
Los "derechos de los homosexuales" son una barbaridad si no pueden aplicarse también a los heterosexuales, porque crear derechos diferentes para colectivos distintos es pura discriminación... discriminación por raza, sexo, religión o ideología.
Con la ley sucede otro tanto... el delito es el delito independientemente de que lo cometa un hombre, una mujer, un budista, un bereber o un marxista... no existe una "violencia de genero" que sólo pueda ser practicada por razón de sexo, lo que existe es una violencia practicada por una persona contra otra persona... independientemente de su sexo, raza, religión o ideología.
Para mas escarnio, la "ideología de género", esa cosa absurda que choca de frente con la biología, es decir, con la realidad, es asumida por una parte asombrosa de esta sociedad infantil e iletrada en la que vivimos.
No falta nunca quien se apresta a afearte lo que dices aunque estés hablando de cinemática... la dictadura de lo politicamente correcto encorseta el pensamiento individual hasta convertirlo en una trágica caricatura.
Así pues, y dado que la verdad no importa, somos una sociedad merecedora de la "semana del orgullo gay"... los que no se merecen esta basura son los homosexuales.
Y creo que es una suerte, porque no me imagino el estupor, la sorpresa, el miedo a la propia aceptación, el dolor incluso que en muchos casos intuyo pueden haber sufrido los que en un momento de su vida han tenido que hacer frente a lo que claramente es un problema al que nunca he tenido que enfrentarme.
He conocido a varios homosexuales, algunos muy próximos (afectivamente hablando) a mi, y he pulsado alguna vez, timidamente y mas escuchando que hablando, con ellos este espinoso tema... espinoso por lo que tiene de asalto a la intimidad ajena o por la carga que de injerencia gratuita pudiera llevar, no por otra cosa.
Aunque dicen todos ellos haber aceptado su condición, no pocas veces reniegan del calvario personal que han tenido que pasar... y en alguna ocasión les he oido decir que no se lo desean a nadie.
Tienen, eso si, todos mis amigos homosexuales, un denominador común: lo llevan discretamente y con dignidad.
Lo llevan tan discretamente como llevo yo mi condición de heterosexual, sin alardes, sin alaracas, sin payasadas... y por ello se hacen acreedores de todo mi respeto.
Sin embargo, que le vamos a hacer, no despiertan en mi ese mismo sentimiento los homosexuales que se suben a una carroza para enseñarle el culo al respetable o se tapan las verguenzas con crucifijos (he visto fotos, no me lo estoy inventando) para manifestar su "desacuerdo" y reivindicar no se que carajo, ciscándose de paso en mis creencias mas íntimas...
Y viene esto a colación de que todos los años por estas fechas, tengo que acalarar mi postura ante lo que una vez fué el día del "orgullo gay" y ahora es la "semana del orgullo gay".
Para empezar, les diré que lo del "orgullo gay" me resulta incomprensible por innecesario, del mismo modo que no entendería un "orgullo hetero", "un orgullo bajito" o un "orgullo pelirrojo", pero que - además - dediquen una semana a celebrar la orientación sexual de una minoría, me parece un exceso.
Las actividades del "orgullo" tienen subvenciones municipales pese a que los faustos son celebrados por una parte relativamente pequeña de los madrileños y van dirigidos a un colectivo muy concreto... no son las fiestas de la Paloma o de San Isidro.
La ordenanza de ruidos no se aplica al colectivo esa semana... hasta el extremo de que los vecinos de Chueca y alguna que otra zona, si quieren dormir, por aquello de que al dia siguiente trabajan, se tienen que ir del barrio. En otros eventos se habilitan zonas a las afueras de la ciudad para respetar el descanso de los que no festejan, en este caso no puedes sustraerte a la "fiesta" porque se celebra en la puerta de tu casa.
Pero lo peor de todo esto es que los faustos del "orgullo" son, y nuevamente expreso mi opinión, una cadena inecesaria de manifestaciones de mal gusto y de ordinariez... y todos los años nos regalan escenas de excesos que a cualquier otro colectivo lo llevarían a pernoctar en los calabozos municipales.
Y hay algo mas... me parece que convertir la orientación sexual de estas personas en una astracanada, es hacerles un flaco favor a los homosexuales.
Por debajo de todo ello, como mar de fondo, se materializa la dictadura de los lobbys, que como organizaciones no son diferentes a otras asociaciones "sacapasta" que, bajo lemas mas o menos correctos, buscan vivir del cuento de las subvenciones... algo muy "progresista" dicho sea de paso.
Y dado que ya estoy rozando la línea de lo que estos cuentistas llaman homofobia, les confesaré que niego la mayor: no es cierto que una sociedad necesite leyes especificas para colectivos concretos y, por ello, es absurdo que se reivindiquen derechos excluyentes.
En una sociedad en la que por principio legal no se puede discriminar a una persona por su raza, sexo, religión o ideología, las leyes que defienden derechos "ad hoc" sobran.
Los derechos se deben aplicar al colectivo completo.
Los "derechos de los homosexuales" son una barbaridad si no pueden aplicarse también a los heterosexuales, porque crear derechos diferentes para colectivos distintos es pura discriminación... discriminación por raza, sexo, religión o ideología.
Con la ley sucede otro tanto... el delito es el delito independientemente de que lo cometa un hombre, una mujer, un budista, un bereber o un marxista... no existe una "violencia de genero" que sólo pueda ser practicada por razón de sexo, lo que existe es una violencia practicada por una persona contra otra persona... independientemente de su sexo, raza, religión o ideología.
Para mas escarnio, la "ideología de género", esa cosa absurda que choca de frente con la biología, es decir, con la realidad, es asumida por una parte asombrosa de esta sociedad infantil e iletrada en la que vivimos.
No falta nunca quien se apresta a afearte lo que dices aunque estés hablando de cinemática... la dictadura de lo politicamente correcto encorseta el pensamiento individual hasta convertirlo en una trágica caricatura.
Así pues, y dado que la verdad no importa, somos una sociedad merecedora de la "semana del orgullo gay"... los que no se merecen esta basura son los homosexuales.
Ocupando el centro...
El "centro" suena bien.
Cuando alguien desea que lo dejen tranquilo dice ser "de centro".
La derecha al completo se manifiesta "de centro"... algún valiente incluso dice ser "de centroderecha", pero inmediatamente aclara que tira mas al centro que a la derecha, porque aunque es un poco de derechas, es muy "incluyente" y "transversal".
Y ser "de centro" no está mal siempre y cuando estemos hablando de "moderación", pero en España, desgraciadamente, cuando hablamos de "centro", hablamos de equidistancia.
Se suman al "centro" los que carecen de principios y creencias, los que "no son muy de banderas", los que esperan a conocer las estadísticas antes de dar su opinión de las cosas, los que aquejados de un relativismo enfermizo carecen de pilares sobre los que asentar su vida... el hombre light, blandito, incapaz de mantener una postura que le obligue a nadar contra corriente.
Y en España son legión.
Sin embargo, eso no le pasa a la izquierda.
Un hombre de izquierdas, haciendo una concesión, dirá que es de centroizquierda... y sólo cuando se vea forzado a distanciarse de la ETA, el Grapo, Bildu, Podemos y las demás formaciones de ultraizquierda, gamberra a veces, asesina otras, antisitema siempre, que campan por la piel de toro sin que nadie ponga freno a sus delirios y desmanes.
La izquierda está orgullosa de serlo... se sabe autorizada, buena, pura, elegida para el gobierno.
La izquierda no tiene nadie a su izquierda, justifica a la ultraizquierda cuando hace falta, es comprensiva con el asesino y dura con sus victimas (y a los hechos de ETA/Bildu/Batasuna me remito).
La izquierda decide lo que debes decir, pensar, hacer, votar... al margen de la verdad o la realidad y sin respeto alguno por el ciudadano.
Por decidir, decide hasta sobre lo que ya ha pasado, lo que pasó hace ochenta años o cuatrocientos... manipulan, imponen, amenazan, insultan... sin pudor ni freno porque son de izquierdas, y eso les coloca por encima de leyes humanas y divinas.
Cuando un juez hace algo que no les gusta lo machacan, publican la dirección de su casa, las fotos de su mujer y sus hijos, le hacen escraches, le calumnian en los medios de la telebasura que - por desgracia - empieza a abarcar todo el espectro televisivo... cometen delitos de los que salen impunes.
Cada vez que la izquierda hace un exceso me asalta la misma duda... ¿Qué habría pasado si esto lo hace uno de "derechas"?
Cristina Cifuentes se vio forzada a dejar su cargo por falsear su curriculo... Desde entonces hemos sabido que muchos políticos de izquierdas (Pedro Sánchez entre otros) han hecho lo mismo, pero ninguno ha dimitido... ellos pueden hacer lo que quieran porque heredan la legitimidad, son el pueblo elegido.
En dos semanas de Gobierno de Pedro Sánchez se han hecho mas cambios sustanciales (caiga quien caiga) que en ocho años de gobierno de centroderecha... favoreciendo a los que dinamitan la convivencia, a los psicópatas del discurso del odio, a esos que quieren erradicar a los que no piensan como ellos. Todo un ejemplo de virtud democrática.
Ahora, el PP, tras el fracaso del cobarde de las barbas, del gallego holgazán, del "gestor de los tiempos" sin plazo para decidir, del aplicador de medias tintas, cuando se enfrenta al peor panorama electoral que ha tenido nunca, trata de refundarse, de recuperar el tiempo dilapidado y la confianza de su votante natural que lleva ya varios años votándole con la pinza en la nariz... y ¿saben de que se les llena la boca?, "de centro".
Los que no hemos tenido la suerte de nacer de izquierdas estamos perdidos...
Y el PP también.
Cuando alguien desea que lo dejen tranquilo dice ser "de centro".
La derecha al completo se manifiesta "de centro"... algún valiente incluso dice ser "de centroderecha", pero inmediatamente aclara que tira mas al centro que a la derecha, porque aunque es un poco de derechas, es muy "incluyente" y "transversal".
Y ser "de centro" no está mal siempre y cuando estemos hablando de "moderación", pero en España, desgraciadamente, cuando hablamos de "centro", hablamos de equidistancia.
Se suman al "centro" los que carecen de principios y creencias, los que "no son muy de banderas", los que esperan a conocer las estadísticas antes de dar su opinión de las cosas, los que aquejados de un relativismo enfermizo carecen de pilares sobre los que asentar su vida... el hombre light, blandito, incapaz de mantener una postura que le obligue a nadar contra corriente.
Y en España son legión.
Sin embargo, eso no le pasa a la izquierda.
Un hombre de izquierdas, haciendo una concesión, dirá que es de centroizquierda... y sólo cuando se vea forzado a distanciarse de la ETA, el Grapo, Bildu, Podemos y las demás formaciones de ultraizquierda, gamberra a veces, asesina otras, antisitema siempre, que campan por la piel de toro sin que nadie ponga freno a sus delirios y desmanes.
La izquierda está orgullosa de serlo... se sabe autorizada, buena, pura, elegida para el gobierno.
La izquierda no tiene nadie a su izquierda, justifica a la ultraizquierda cuando hace falta, es comprensiva con el asesino y dura con sus victimas (y a los hechos de ETA/Bildu/Batasuna me remito).
La izquierda decide lo que debes decir, pensar, hacer, votar... al margen de la verdad o la realidad y sin respeto alguno por el ciudadano.
Por decidir, decide hasta sobre lo que ya ha pasado, lo que pasó hace ochenta años o cuatrocientos... manipulan, imponen, amenazan, insultan... sin pudor ni freno porque son de izquierdas, y eso les coloca por encima de leyes humanas y divinas.
Cuando un juez hace algo que no les gusta lo machacan, publican la dirección de su casa, las fotos de su mujer y sus hijos, le hacen escraches, le calumnian en los medios de la telebasura que - por desgracia - empieza a abarcar todo el espectro televisivo... cometen delitos de los que salen impunes.
Cada vez que la izquierda hace un exceso me asalta la misma duda... ¿Qué habría pasado si esto lo hace uno de "derechas"?
Cristina Cifuentes se vio forzada a dejar su cargo por falsear su curriculo... Desde entonces hemos sabido que muchos políticos de izquierdas (Pedro Sánchez entre otros) han hecho lo mismo, pero ninguno ha dimitido... ellos pueden hacer lo que quieran porque heredan la legitimidad, son el pueblo elegido.
En dos semanas de Gobierno de Pedro Sánchez se han hecho mas cambios sustanciales (caiga quien caiga) que en ocho años de gobierno de centroderecha... favoreciendo a los que dinamitan la convivencia, a los psicópatas del discurso del odio, a esos que quieren erradicar a los que no piensan como ellos. Todo un ejemplo de virtud democrática.
Ahora, el PP, tras el fracaso del cobarde de las barbas, del gallego holgazán, del "gestor de los tiempos" sin plazo para decidir, del aplicador de medias tintas, cuando se enfrenta al peor panorama electoral que ha tenido nunca, trata de refundarse, de recuperar el tiempo dilapidado y la confianza de su votante natural que lleva ya varios años votándole con la pinza en la nariz... y ¿saben de que se les llena la boca?, "de centro".
Los que no hemos tenido la suerte de nacer de izquierdas estamos perdidos...
Y el PP también.
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