martes, 16 de abril de 2013

Republigaitas


Todo el que me conoce y quien haya tenido la paciencia de leerme, sabe que no me manifiesto especialmente monárquico. De hecho, creo que estoy intelectualmente mas cerca de una república que de una monarquía.
Vivo en la paradoja de no estar en contra de una monarquía parlamentaria ni de una república… lo que me pone del hígado es ésta monarquía indigna que padecemos y la república marxista que quieren imponernos como solución a lo ya mencionado.
Si los tocapelotas habituales saliesen a defender la república con banderas “constitucionales” (adjetivo que jamás he entendido para la bandera de España) y no se notase tanto que quieren imponernos su régimen bananero, quizá incluso sentiría simpatía hacia su causa.
Pero no es así.
La defensa de la república, la oposición a los desahucios, el ecologismo militante, el feminismo, la antitauromaquia y todas esas causas mas o menos fundamentadas en consignas son, como todo en la izquierda española, una sonora mentira.
Lo único que hay detrás de todo ello es la voluntad de ganar una guerra sin pegar un tiro e imponer una dictadura (la suya) sobre la base de una revancha heredada de sus abuelos.
Imbéciles que no han cumplido los treinta años se ponen detrás de pancartas con lemas tales como “ni olvido ni perdón”… y ante ello no me queda otra que preguntarme que puñetas recuerdan estos soplagaitas acerca de su mimada infancia que tengan que perdonar a nadie.
No quieren olvidar lo que no pueden recordar porque – sencillamente – no lo han vivido, y no quieren perdonar - por lo visto - lo que no han hecho los que tienen enfrente.
¿Y a quien tienen enfrente?, se preguntará usted.
Yo se lo explico.
A mi y a cualquiera que sueñe con una Nación grande, unida, y justa, donde impere el mérito, la tolerancia y la decencia.

miércoles, 3 de abril de 2013

Peronismo hispánico


Me manifiesto – a priori – a favor de la “dación en pago”.
Creo – además – que no es de recibo echar de un piso a una señora de ochenta años (aunque no pueda pagar la hipoteca).
Considero que los afectados por los desahucios, aunque habrá de todo, están casi siempre mas cerca de ser una víctima del sistema que un moroso voluntario.
Jetas aparte, creo que casi todo el mundo está por pagar su hipoteca… y por lo tanto es preciso articular un “algo” que permita a los desahuciables  seguir en sus casas a la espera de un momento económico mejor.
Dicho esto y recordando de paso que en tiempos del denostado general Franco había una barbaridad de viviendas sujetas a unos alquileres ridículos que permitían a todo el mundo vivir en un piso (leyes que cambió el PSOE – Boyer  en concreto - si mal no recuerdo), hasta aquí he llegado en este asunto.
Los golfos, chulos y chillones de los “escraches” no me representan.
Esa colección de vándalos que pretenden mover el ánimo de nuestros gobernantes mediante la coacción,  los insultos y la violencia, deberían ser conducidos en fila india al calabozo mas cercano.
Casualmente, los valientes intimidadores, ejercen siempre su violencia contra políticos de derechas… con el apoyo explícito e incondicional de Izquierda Hundida y otros grupos de maloliente y casposo marxismo.
Esto que se vé en los telediarios recuerda a lo de la guerra de Irak y a la kale borroka, y es celuloide rancio protagonizado por ese colectivo de chekistas voluntarios que en este país tenemos que soportar a diario para no vulnerar las sacrosantas leyes de la corrección política.
En mi opinión, contra los chulos de barraca está justificado el empleo de puntos de sutura… y el Estado tiene la obligación de administrarlos.
Manifestarse, recoger firmas, hacer “sentadas”, encadenarse a una farola o a un ciprés, parecen formas razonables de reivindicar cosas… asaltar la casa de un diputado no.
Y para el que no lo entienda se han hecho los ambulatorios.
Porque si validamos esta “forma de reivindicación” vamos a acabar de una manera muy concreta… 
¿no les parece?